Hábito de estudio en niños: cómo consolidar una rutina diaria
Crear hábitos de estudio desde la infancia es un objetivo muy positivo. Sin embargo, este proceso no es instantáneo, sino que requiere de años de formación y consolidación. Es decir, es un aprendizaje centrado no solo en la actual etapa académica, sino también en próximos cursos. ¿Cómo consolidar una rutina a través de hábitos valiosos?
1. Mucha paciencia
La paciencia no solo implica a padres o educadores, sino al propio niño que hace frente a diferentes interrupciones o dificultades durante el proceso. Sin embargo, la repetición de acciones clave produce frutos a largo plazo. Crea una costumbre en el alumno porque se familiariza con esa secuencia que se repite de forma similar en días diferentes.
2. El tiempo previo y posterior a los deberes también es importante
La rutina no solo muestra el tiempo en el que el niño se ocupa de hacer los deberes en su escritorio. El tiempo previo y el posterior a ese horario influyen positivamente en su bienestar. Por ejemplo, los instantes previos actúan como una preparación. La hora posterior puede vivirse como un premio puesto que representa el descanso.
3. Talleres de técnicas de estudio
Las técnicas de estudio también se integran en la rutina de niños y niñas. A este respecto, conviene señalar que hay talleres de refuerzo escolar que proponen un temario centrado en explicar cada una de las técnicas que simplifican la lectura, la comprensión y el repaso.
Por ejemplo, un resumen, un esquema o subrayar un texto. Aunque el aprendizaje de estas técnicas no está determinado por la asistencia a un taller especializado. Los niños descubren esta formación en el ámbito educativo.
4. Evitar ruidos molestos pero sin buscar el silencio absoluto
El estudio está muy vinculado con la concentración que surge en un entorno agradable en el que no se producen numerosas interrupciones. Es recomendable evitar ruidos molestos o hablar en un tono elevado cuando el niño hace los deberes. Pero eso no significa que todo el hogar tenga que girar en torno al niño.
Es decir, eso no quiere decir que haya que mantener un silencio absoluto para que consolide su hábito de estudio. Si el silencio se convierte en una necesidad permanente, entonces, no es posible atender en ese instante otros aspectos que forman parte de la vida del hogar. Por ejemplo, quizá llegue una visita inesperada que hay que atender.
5. Recordar la importancia del orden
El entorno educativo y familiar facilitan el aprendizaje de una rutina de estudio. Profesores y padres, cada uno desde su perspectiva, recuerdan el valor del orden en la gestión del tiempo y en la organización del escritorio. Dos premisas básicas que, sin embargo, son muy valiosas a largo plazo. Existen diferentes aspectos que pueden cambiar en función de la etapa académica. Por ejemplo, hay técnicas de estudio que son más básicas y otras más elaboradas. Sin embargo, el orden es determinante en cualquier curso académico.
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