Guardar secretos en la infancia: 6 reflexiones al respecto

Existen diferentes aprendizajes que los niños experimentan en el plano de las relaciones personales y la comunicación. Guardar secretos en la infancia es un tema que admite varias reflexiones al respecto para que el proceso siempre se alinee con la seguridad y el bienestar infantil.

1. Existe una diferencia entre los secretos positivos y los negativos

El término secreto puede agrupar de forma general diferentes referencias y tipos de información. Sin embargo, existe una diferencia significativa entre un secreto que tiene una finalidad positiva y otro que, por el contrario, oculta algún hecho que puede dañar la dignidad del niño o de otra persona. Estos últimos ejemplos, por su parte, aportan emociones desagradables y alimentan el peso de la culpa.

2. El niño siempre debe confiar en papá o mamá

En esencia, es recomendable que los niños no guarden secretos importantes. Por ello, es fundamental que tengan la certeza de que siempre pueden confiar en papá o mamá (o en otra figura de referencia).

3. Diferenciar entre el secreto y la privacidad

Un secreto parece tener el peso de algo que se oculta ante los demás. Sin embargo, es recomendable que los niños aprendan a familiarizarse con otros términos como, por ejemplo, intimidad o privacidad. Algunas cuestiones no deben compartirse de forma generalizada, sencillamente, porque forman parte de la intimidad del hogar.

4. Los secretos pueden impactar de forma negativa en niños y familias

En ocasiones, el peso de grandes secretos daña el bienestar de la familia en su conjunto y de los niños en particular. Es un tema que ha sido tratado en cine, literatura o teatro. Así ocurre en aquellos relatos en los que el pasado parece una losa que empaña la felicidad presente y la calidad de los vínculos afectivos.

A veces, la sombra de esos secretos perdura durante años. Sin embargo, es posible pedir ayuda especializada a un profesional de la psicología e iniciar un proceso para desenredar los nudos que se han formado (y que la sombra de los secretos no impacte en las nuevas generaciones).

5. Qué hacer cuando tu hijo te pide que no compartas una información con su otro progenitor

El mundo de los secretos, o de aquella información que se percibe como tal, puede derivar en todo tipo de situaciones. En ocasiones, es el propio niño quien pide a su padre o su madre que no cuente una información a su otro progenitor. ¿Hay que tomar la petición al pie de la letra? La decisión final va a depender, principalmente, del alcance y de la naturaleza de esa cuestión. Tal vez se trate de un detalle que no tiene más trascendencia. Sin embargo, si un asunto es importante, conviene compartir lo que ha ocurrido.

6. Compartir un secreto negativo no significa ser un chivato

A veces, la información que se oculta ante los demás tiene que ver con uno mismo. En otros casos, remite a un tercero. Y existe un miedo habitual que alimenta el secretismo en una situación que debe salir a la luz: el miedo a ser un chivato, es decir, el temor ante el qué dirán. Sin embargo, en este tipo de caso, contar un secreto supone pedir ayuda para que se solucione lo que está pasando.

Por tanto, el mundo de los secretos puede ser muy complejo. Los niños también tienen derecho a tener un espacio propio que es compartido por otros peques de su misma edad. Así sucede con aquellas confidencias que son el reflejo de la amistad y la confianza en la infancia.

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