Los flotadores de cuello para bebé no son tan seguros como parece
A los niños les encanta el agua, y cuando son bebés mucho más. Será que todavía recuerdan su época en el vientre materno, cuando solían hacer cabriolas en el reconfortante líquido amniótico. Por eso en verano es el momento ideal para que los peques disfruten del entorno acuático. Un baño en la piscina, además de mantenerlo fresquito, también le ayuda a divertirse y estrechar los lazos con los padres. Pero la piscina también puede ser una trampa muy peligrosa.
Es necesario que los padres estemos en constante vigilancia de nuestro bebé. Ya hemos visto como sólo son necesarios dos centímetros de agua y dos minutos para que un niño se ahogue. Para evitar estos accidentes, y para que los padres estén un poco más relajados, se han puesto de moda los flotadores de cuello. En ellos el bebé está encajado por la parte del cuello, dejando sólo en el exterior la cabeza. Pero ¿son tan seguros como nos cuentan? Según los expertos, pueden resultar una trampa mortal.
Una moda muy peligrosa
En los últimos tiempos se han puesto muy de moda los flotadores de cuello para los bebés. Los padres han dejado atrás los tradicionales manguitos o aquellos otros que se colocan en la cintura, para dejarse llevar por esta nueva tendencia que aparecieron por primera vez en los exclusivos spas para bebés.
Sin embargo, y a pesar de que se comercializan con todas las garantías de seguridad, los expertos no creen que pueda resultar un dispositivo seguro para nuestro bebé. Estos flotadores están realizados con los mismos materiales que cualquier otro flotador hinchable infantil, por lo tanto es susceptible a que, en un momento dado, se pinche sin darnos cuenta, provocando el ahogamiento inmediato del niño.
Demasiado tiempo sin poderse mover no es beneficioso
Otra desventaja, aunque se observará con el tiempo, es que puede provocar daños físicos en el pequeño. Tanto tiempo en la misma posición, sin tener ninguna libertad de movimiento y con el cuello y la cabeza totalmente rígidos, puede tener consecuencias negativas a largo plazo.
Otra desventaja es la confianza que depositan los padres en estos artilugios, pensando que el niño está totalmente seguro y no es necesario tenerlo vigilado constantemente, incluso es suficiente observarlo desde la distancia. Una imprudencia que puede costar mucho más cara de lo que imaginamos.
Vía | Telecinco
Fotos | Bekia y Mimuselina
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