La filosofía que esconden los niños

La filosofía que esconden los niños

Escrito por: Maite Nicuesa    21 junio 2010    2 minutos

El ser humano es un ser volitivo e intelectual. Por un lado, tiene sentimientos y emociones que en parte determinan su conducta y su modo de ver el mundo. Por este motivo, es tan importante que los niños se sientan integrados, valorados y queridos por sus compañeros de colegio y también por los profesores. Las consecuencias de la exclusión social son enormes sobre la autoestima.

Por otro lado, las personas también somos racionales, es decir, seres intelectuales que nos perfeccionamos mediante el conocimiento de la verdad y el ejercicio del intelecto. La filosofía es una disciplina que no está demasiado valorada en el sistema educativo español. Por el contrario, y afortunadamente, los más pequeños cada vez reciben antes sus clases de inglés o informática. La formación presente es una apuesta de futuro que influye en la configuración de la personalidad adulta, para ello, es esencial apostar por las humanidades.


Los más pequeños muestran un conocimiento filosófico inconsciente a través de sus constantes preguntas, su deseo de saber más, su curiosidad por el mundo que se reduce a una pregunta: ¿Por qué…? Un porqué que a veces pronuncian hasta el infinito llegando a producir incluso el agotamiento en los adultos. Pero la mente infantil contiene en esencia el espíritu filosófico de admiración y sorpresa ante la realidad, la creación y todo lo existente. Los adultos hemos dejado de sorprendernos, acostumbrados por la rutina y la monotonía, ante los grandes milagros que envuelven la vida y el destino humano. En este sentido, la filosofía que esconden los niños es un ejemplo a seguir por parte de todos. Seríamos más felices si pudiésemos admirar la belleza del universo como si fuese el primer día. Bendita inocencia.

Foto | Flirck-Gabriel-Villena

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