La figura humana en los dibujos infantiles
Según los estudios realizados en torno al desarrollo infantil, se ha comprobado que el dibujo es una de las primeras formas de expresión, relacionada con el arte, que tienen los niños. De entre todos los rasgos que aparecen, es sin duda la figura humana la que más destaca, convirtiéndose en el objetivo principal de los dibujos infantiles. Según los expertos, a través de ella, el niño va expresando su propio interior, así como el mundo que le rodea.
Si bien cuando es un bebé todo lo que consigue son círculos o rayas rectas que parecen no tener mucho sentido, es a partir de los tres años cuando ya podemos hablar de una evolución consciente de la figura humana en los dibujos infantiles. Pero ¿cómo va esa evolución?
De los tres a los cuatro años se distinguen tres etapas: la primera es en la que se representa como un círculo. La siguiente es conocida como «célula» ya que le añade algunas líneas que podrían ser a modo de extremidades u otros círculos internos. Y la tercera es la del «renacuajo» donde coloca ojos, boca y piernas, para enriquecerlos después con la nariz, orejas y brazos.
De los cuatro a los siete años. A la forma básica añade otros elementos. También se distinguen dos etapas: la del «monigote» en la que distingue cabeza del tronco; y la del «esquema humano» en la que coloca todos los miembros, generalmente los brazos pegados al cuerpo y por primera vez aparecen las manos.
De los ocho a los diez años. Dotan a la figura de características más elaboradas, los miembros aparecen flexionados dando sensación de movimiento. También aparecerán los primeros perfiles.
De los once a los catorce años. Los personajes son mucho más realistas, guardan las proporciones y las diferencias sexuales se vuelven evidentes. A partir de este momento sólo dependerá del interés que tenga cada niño sobre la expresión plástica y seguirá evolucionando o, por el contrario, se estancará.
Vía | Garabatos y dibujos
Foto | Bebés