El excesivo control en el juego, aleja a los niños de sus padres
Acaban de publicar un nuevo estudio sobre el comportamiento que algunos padres tienen con respecto a sus hijos a la hora del juego. Es cierto que en algún momento pueden necesitar de nuestra ayuda para saber su funcionamiento o que le proporcionemos alguna pista sobre como colocar esta o aquella pieza, o incluso pedirnos que compartamos con él un rato de diversión con sus juguetes. Pero hay padres que, una vez el niño empieza a jugar, se convierten en su sombra.
«La oveja siempre en el cercado», «las ruedas del coche siempre tocando el suelo», «el muñequito no entra a la casa por la ventana» o «las cacerolas de la cocinita en el estante de arriba con la puerta cerrada». Es tal el control que, a veces, ejercemos sobre su tiempo de ocio, que no le dejamos resolver sus problemas por sí solos, incluso les coartamos la imaginación y la búsqueda de otras alternativas lúdicas a los juguetes clásicos.
Es por esto que cuando los niños se sienten presionados o demasiado controlados, desarrollan unos sentimientos de rechazo hacia sus padres, consiguiendo crear una relación negativa que solo puede ser compensada, en algunos casos, con las desbordadas muestras de cariño, de esta forma el niño entenderá que lo hace por su bien, y para que aprenda, al contrario de aquellas otras situaciones en las que ese control viene añadido con una crítica.
Los científicos de la Universidad de Missouri-Columbia, en Estados Unidos, han sido los que han elaborado este informa después de la observación de distintos bebés con sus progenitores, escogidos entre distintas culturas y razas. Así se ha podido comprobar que los más sobreprotectores son los afroamericanos, seguidos de los mexicanos y, en último lugar, los europeo-americanos.
Es por esto que estos científicos aconsejan a los padres que, a fin de favorecer su desarrollo, eviten el excesivo control, limitando sus intervenciones mientras están jugando. Así aprenderán a tomar sus propias decisiones y expresarse con libertad.
Vía | Tendencias 21
Foto | Revista dm
2 comentarios
Hay que dejarles su espacio, para que puedan disfrutar tranquilos de sus juegos y usen su imaginación y creatividad.
Cierto es, Adriana. Yo soy de la opinión que parte del buen desarrollo, también se consigue con la «libertad».
Un saludo, y gracias por tu comentario.