El estrés grave en la infancia puede afectar a la genética cerebral
Una investigación del Instituto Max Planck de Psiquiatría en Munich, publicada en Nature-Neuroscience, afirma que los eventos adversos al principio de la vida generan cambios duraderos en la psicología y el comportamiento del recién nacido. Estudios anteriores mostraban que los niños que crecen en circunstancias traumáticas o de estrés, tienen un riesgo elevado de sufrir depresíón durante su vida. Los investigadores con este nuevo estudio buscaban las causas neurobiológicas que lo provocaban.
El estudio se ha realizado con crías de ratones a las que se separó repetidamente de sus madres en los primeros diez días de vida. El resultado fue que esta separación causó un aumento del nivel de la hormona AVP (arginina vasopresina) que se asocia al estrés. Tras un año, se mantenían las modificaciones genéticas que habían surgido en el cerebro de los ratoncitos, y aparecieron reacciones fisiológicas exacerbadas ante otras situaciones estresantes.
Los autores del estudio encontraron que el estrés al comienzo de la vida puede afectar a la metilación del ADN en las células postmitóticas, generando cambios estables en la secrección de AVP, lo que ocasionaría alteraciones neuroendocrinas y de comportamiento frecuentemente asociadas con la depresión.
Por lo tanto las conductas de larga duración y las consecuencias psiquiátricas del estrés al comienzo de la vida, podrían deberse en parte a cambios permanentes en la regulación genética del cerebro.
Sin duda esta investigación, aunque esté en su comienzo, es un argumento más a favor del parto respetado y la no separación del recién nacido y su madre en las primeras horas de vida.
Vía | Europa Press
Foto | aja