Escuelas y familias: educar en la diversidad corporal en la infancia

No existe un único tipo de cuerpo, sin embargo, sí es habitual caer en la imagen estereotipada de una belleza que parece estar alineada con una forma concreta o unos rasgos específicos. La naturaleza irrepetible de cada ser humano no solo se exterioriza a través de los matices del modo de ser y el mundo interno. La diversidad también se hace visible a través de cada cuerpo que reúne características particulares y concretas. Educar en la diversidad corporal es clave para fortalecer la autoestima infantil a través de la aceptación hacia uno mismo, en primer lugar.

Y, por supuesto, hacia el reconocimiento, respeto y valoración positiva de los demás. La comprensión de la diversidad corporal implica a largo plazo una importante prevención de diferentes formas de acoso que giran alrededor de etiquetas negativas sobre el cuerpo de otra persona y humillaciones que remiten al aspecto físico.

La diversidad corporal en la infancia: clave para fortalecer la autoestima de los niños

Educar en la diversidad cultural, al igual que la educación en el uso de las nuevas tecnologías, requiere de una toma de conciencia, un aprendizaje consciente y una reflexión activa por parte del propio adulto. Y es que, padres y madres, al igual que otros educadores, profesores y otros roles específicos, están influenciados por los valores del contexto social en el que han crecido. Y la belleza, además de ser un valor muy admirado, parece estar condicionada por rasgos concretos. Sin embargo, más allá de una mirada superficial o aparente de lo que implica la belleza verdadera, la diversidad corporal muestra una mirada profunda de amor y respeto hacia cada ser humano.

Por ejemplo, la autocrítica puede orientarse hacia aquellos comentarios que parecen censurar un aspecto concreto mientras que realzan otros rasgos. El cuerpo cambia, se transforma y evoluciona a lo largo de un viaje vital que está vinculado con la huella del tiempo. Es decir, no solo el estilo de vida, la genética y los hábitos influyen en el aspecto físico, sino que los años también marcan su propia impronta.

La visión de la belleza está condicionada por el contexto social

A través de la educación y el aprendizaje, el ser humano no se desprende completamente de los condicionantes que influyen en su propia mirada, pero sí puede desarrollar un importante pensamiento crítico. Por esta razón, es esencial que dicho enfoque esté presente en escuelas y familias para educar a los niños en la aceptación de las diferencias. La visión de aquello que se percibe como bello está condicionada por los cánones de cada tiempo, la historia familiar, las referencias del entorno, el marketing… En relación con el desarrollo del pensamiento crítico y del cambio de perspectiva al que hacemos referencia, en la actualidad se está produciendo un punto de inflexión en torno a este asunto.

Es una transformación que también implica a los adultos. Y, por supuesto, es importante formar e inspirar a los niños con valores que se alinean con la aceptación y la amabilidad hacia los diferentes tipos de cuerpos. Por ello, el juego puede convertirse en una dinámica constructiva y pedagógica para transmitir este mensaje.