Escala de valores en la familia: qué aporta a los niños
La educación en valores parece adquirir una mayor visibilidad en las conversaciones navideñas. Los buenos deseos y la búsqueda del bien común guían numerosas acciones individuales y colectivas. La reflexión sobre el tema puede estar condicionada por creencias poco ajustadas a la realidad. Por ejemplo, es habitual presuponer qué principios son más importantes y en qué orden se materializan desde un punto de vista universal. Sin embargo, en la conversación con otros padres y madres, puedes observar que existen matices distintos.
La escala de valores en la familia sintetiza aquellos principios que fortalecen los cimientos de la educación, la crianza, la convivencia y el acompañamiento. Su sentido no solo es teórico cuando existe una coherencia verdadera en las decisiones de la vida familiar. En ese caso, las acciones se alinean con la expectativa de aquellos principios que tienen un sentido positivo a largo plazo.
Es importante que las familias reflexionen de forma consciente en torno a sus valores
La escala de valores no es estática. De hecho, es habitual que cambie. Por ejemplo, puede ampliarse con nuevos principios, variar el orden de algunos conceptos o que otras expectativas queden en un segundo plano. Pero los cambios no suelen ser absolutos cuando el proyecto de vida familiar hunde sus raíces en la reflexión consciente.
Además, la escala de valores de los padres también puede estar influenciada por la educación recibida en la niñez, por las experiencias personales o por el contexto social. Una escala de valores familiar sólida muestra la atemporalidad que los principios indicados tienen en un hogar. Aunque su estructura pueda experimentar alguna modificación, los pilares son sólidos. Y facilitan la transformación, la evolución y la incorporación de nuevas creencias potenciadoras.
La escala de valores aporta seguridad y confianza
Aunque todo ser humano está en contacto con la realidad y con la cultura, la escala de valores no está determinada por aspectos externos. De hecho, los padres pueden decidir de forma consciente qué principios quieren potenciar en su vida cotidiana. De este modo, el niño crece en un ambiente que transmite un mensaje coherente en torno a un orden de prioridades que puede ser totalmente distinto en otros espacios.
Una escala de valores que se alinea con la búsqueda del bien común en la familia y en la sociedad, y con el desarrollo pleno del niño, produce grandes beneficios. Del mismo modo, cuando la escala de valores familiar coincide en aspectos significativos con los principios del centro educativo, la relación entre padres y profesores mejora.
La escala de valores aporta una protección emocional puesto que es un referente de seguridad. Los valores integrados en la lista potencian las capacidades del niño. En definitiva, es una herramienta que transmite información clave en el mapa de la vida cotidiana. Aporta una orientación, una dirección y un sentido a acciones que se alinean con el desarrollo pleno del ser humano. Por otra parte, los principios presentes en la lista refuerzan la educación a corto, medio y largo plazo.
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