Al encuentro del instinto paternal
Últimamente nos preguntamos a qué lugar del olvido ha ido a parar ese instinto paternal que, al igual que en las mujeres, hace perpetuar la especie humana de forma natural, a través de los siglos. Está claro que en el cuerpo del varón, como en el resto de las especies animales que nos ofrece la naturaleza, está preparado genéticamente para cumplir un rol muy importante dentro de la crianza de los hijos. Pero quizás sea por la situación económica, la presión social o la situación afectiva y psicológica en los hombres, ha hecho que esta ‘necesidad innata’ quede apartada y, casi, olvidada.
Recientes investigaciones han descubierto que el 50% del instinto paternal se encuentra en el propio cuerpo del hombre. Es decir que, un varón que convive con su mujer embarazada, adopta una situación de gestación que, en algunos casos, puede resultar muy similar a la de su pareja. Esto es debido a que su cuerpo produce niveles más bajos de testosterona (la hormona asociada al deseo sexual, la agresividad o competitividad) y mayores niveles de estradiol (la hormona femenina). Es como si su cuerpo se fuera preparando para recibir, a su modo, a ese nuevo ser que ocupará gran parte de su tiempo y sus preocupaciones.
En realidad no hay una explicación exacta de porqué se produce este cambio hormonal en el hombre. Se cree que el organismo de la mujer embarazada produce una serie de señales que indican al cuerpo masculino su necesidad de prepararse para la llegada del bebé. Así el varón, durante el embarazo, se muestra menos necesitado de actividad sexual, se muestra más estable y tiene un comportamiento mucho más tierno y comprensible hacia su mujer. En casos extremos se puede producir un total mimetismo con la embarazada y sufrir mareos, vómitos o cambios de humor, como ella. Este estado se denomina Síndrome de Couvade.
Pero el mejor modo de establecer un vínculo con tu hijo es implicarte, de una forma natural, en la gestación y desarrollo del bebé. Acude con tu mujer al ginecólogo, a las clases para el parto, acaricia la barriga donde tu niño aún descansa e intenta hablar con él, cuéntale alguna historia, cántale… Según la últimas investigaciones el hombre que participa de forma activa en todas estas etapas, se siente más maduro y entregado, convirtiéndose en un ser afectuoso, cálido y responsable como la madre. De este modo la paternidad será vivida como una experiencia agradable y única y no como una carga llena de desiusiones y renuncias que es como la viven la mayoría de los padres.
Vía | Babysitio
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