En la semana indicada
Hay una leyenda urbana que dice que es mejor que los bebés prematuros sean sietemesinos que ochomesinos. Nada más lejos de la realidad. Lo ideal es que nazcan cuando está previsto, estén el tiempo que sea necesario en el útero y puedan desarrollarse como es debido.
Un neonato de siete meses tardará más en poder salir del hospital y requerirá más cuidados que uno de ocho meses de gestación. Es pura lógica, aunque ya sabemos que lo de los mitos está a la orden del día. Hay quien dice que dormir seis horas es mejor que dormir siete (yo, personalmente, prefiero dormir ocho,…).
El otro día además se publicó una noticia en elmundo.es en la que según varios estudios publicados en la revista ‘American Journal of Obstetrics and Gynecology’, las semanas que el feto pase en el interior de su madre serán fundamentales para su posterior desarrollo.
Un nacimiento antes de la semana 39 puede afectar tanto a la salud de la madre como del niño e indican que cada vez más se adelantan los partos en los países industrializados a pesar de no existir una complicación que los haga necesarios.
Según la noticia, firmada por Cristina de Martos, en los últimos quince días de gestación, “aumenta la grasa corporal del feto, para que sea capaz de mantener la temperatura corporal; los pulmones completan su maduración para ser capaces de cumplir su función fuera de la madre, de la misma forma que el hígado”.
Así que a menos de que exista algún tipo de indicación médica que lo imposibilite, lo ideal es que nuestros bebés estén dentro de nosotras hasta la FPP (Fecha Prevista de Parto). Si por el contrario, se atrasa en demasía, la placenta envejece y tampoco es bueno para el feto. Lo dicho, hay que nacer en la semana indicada.
Vía | El Mundo
Foto | El Mundo – Reuters
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