Embarazo, semana 17
En este momento del embarazo la madre puede notar su útero como un abultamiento en el punto medio entre el ombligo y el hueso púbico. Lo notará mejor cuando esté tumbada. Debido al crecimiento, los ligamentos que sujetan el útero pueden molestar a la embarazada, es algo natural y sólo en el caso de que produzcan dolor muy fuerte necesitará atención médica. Para aliviar las molestias se recomienda caminar a diario. La cintura por su parte va desapareciendo poco a poco y el pecho va aumentando de tamaño. Es normal un aumento de peso entre los 2 y los 4 kilos, algo que depende de muchos factores como el peso antes de la concepción.
Aumentan las secrecciones corporales por el aumento del volumen sanguíneo, por ello es normal que la madre note mayor sudoración, que tenga congestión nasal o flujo vaginal. Todos estos síntomas desaparecerán tras el parto.
El bebé crece rápidamente y bajo su piel comienza a formarse el tejido adiposo, una capa de grasa que le ayudará a mantener la temperatura corporal una vez haya nacido. En el exterior, la vernix caseosa, una sustancia grasosa blanquecina, cubre la piel para proteger al feto del contacto contínuo con el líquido amniótico.
Los reflejos del bebé pueden haberse desarrollado ya y podrá tragar, parpadear y succionar. Comenzará a practicar pseudo-ejercicios respiratorios. El feto y la placenta se igualan en tamaño. En esta semana el corazón del bebé bombea unos 23 litros de sangre al día.
El tamaño aproximado del feto en la semana 17 es de 13 centímetros y su peso es de 130 gramos. Tiene el tamaño de una mano extendida.
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