El juego de las sillas: ¿Qué beneficios aporta a niños y niñas?
El juego de las sillas es una propuesta de entretenimiento tradicional que los niños practican en la infancia. Puede desarrollarse en un grupo de amigos de edades similares, pero su perspectiva también es intergeneracional. Es decir, es una forma de ocio en la que pueden intervenir diferentes miembros de una misma familia.
Reglas del juego tradicional de las sillas
La mayoría de las personas ha disfrutado de esta actividad en algún momento de su infancia. La dinámica es muy sencilla. En primer lugar, es importante situar varias sillas en forma de círculo (y el respaldo de los asientos se orienta hacia el interior). El número de sillas es uno menos que el de los participantes que integran el juego.
Es importante que una persona se encargue de poner y quitar la música. Quien asume ese rol también observa de forma externa la evolución del juego. Además, es esencial que el juego se desarrolle en un espacio seguro. Por ejemplo, es importante comprobar que no hay ningún elemento que pueda dañar a los niños.
Cuando el ritmo de la música empieza a sonar, todos ellos giran alrededor del círculo a la espera de encontrar un asiento en el instante en el que se detenga la melodía. La persona que no consigue el objetivo, no sigue participando en el proceso. En el instante en el que un participante queda eliminado, también se retira una silla del círculo. De este modo, se repite el proceso hasta que una persona se posiciona como ganadora.
Beneficios del juego de las sillas para niños y niñas
En primer lugar, es un ejercicio que potencia el movimiento corporal. Por otra parte, favorece el desarrollo de la atención y la concentración ante los estímulos del entorno. De hecho, es un juego que fomenta la capacidad de reacción y la toma de decisiones.
Es una actividad que se desarrolla en grupo. Alimenta el sentido de la competitividad desde un punto de vista divertido. Favorece el sentimiento de pertenencia a través de la participación directa en un proceso que está en constante evolución. La dinámica propia del juego fomenta la coordinación de movimientos. Jugar en familia o con amigos es muy positivo para los niños. A pesar de que es un juego tradicional, también admite algunas variaciones.
Es decir, su esencia puede adaptarse para dar forma a nuevas propuestas. Una de las variaciones del juego cambia el enfoque competitivo por el colaborativo. De este modo, surge la propuesta de las sillas colaborativas. En este caso, el objetivo final reside en que todos los implicados logren sentarse en los asientos al finalizar el ritmo de la melodía. Durante la secuencia, no se elimina a un jugador en cada ronda, pero sí se retira una silla. Desde esta perspectiva, el valor principal del juego es la cooperación.
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