Edad subjetiva de abuelos: ¿Cómo influye en relación con nietos?
Con mucha frecuencia, la presentación que una persona realiza de sí misma ante otras personas pone el acento en datos que repite habitualmente: su nombre, su profesión o su edad. Sin embargo, la edad, aunque adquiere una gran visibilidad en la fecha de cumpleaños, también tiene una lectura subjetiva. Y es que, cada vez es más habitual a partir de los 60 años, que quienes se encuentran en esa etapa se sientan más jóvenes de lo que indica su fecha de nacimiento.
Es decir, disfrutan de un estilo de vida, un estado de forma y un sentimiento de bienestar interior que muestra un mayor grado de juventud. Frente al edadismo que todavía sigue siendo un reto en la comprensión de lo que significa envejecer y en el respeto hacia las personas mayores, la edad refleja una dimensión diferente a nivel subjetivo. Y es que muchas personas se sienten más jóvenes de lo que realmente son según su edad cronológica.
Cuando los abuelos se sienten más jóvenes en compañía de sus nietos
Aunque el vínculo afectivo que los abuelos mantienen con sus nietos muestra una distancia generacional evidente, la edad subjetiva también pone de manifiesto que esta distancia, con frecuencia, se reduce de forma notable en la práctica. Y es que, aunque la edad parezca tan significativa en la vida de una persona, los años medidos de forma exacta a partir de la fecha de nacimiento no describen de manera objetiva el mundo interno de una persona.
Eso no significa que todas las personas se sientan más jóvenes de lo que son en realidad a partir de los 60 o 70 años. De hecho, hay muchas circunstancias y estímulos positivos que pueden rejuvenecer a nivel interno como, por ejemplo, una vida social activa, los objetivos a corto plazo, la ilusión y, por supuesto, el cuidado de los nietos (en quienes adoptan el rol de abuelos).
La convivencia entre personas mayores y niños es positiva para ambas partes
La soledad no deseada es uno de los fenómenos que impacta con especial intensidad en el sector de la población que está integrado por las personas mayores. Pues bien, la soledad no deseada envejece a nivel interno cuando deriva en aislamiento y falta de afecto. La compañía de los nietos, por el contrario, rejuvenece (aunque siempre existen excepciones y realidades diferentes). Sin embargo, el contacto con otras generaciones produce resultados muy positivos como muestran tantos proyectos que fomentan la convivencia y la colaboración entre personas mayores y niños.
El contacto con los nietos abre un nuevo horizonte ante los abuelos que, a partir de ese momento, vuelven a conectar con la magia de las primeras veces. Como ocurre en cualquier tipo de vínculo, tampoco hay que idealizar el lazo que se forma entre abuelos y nietos porque también existen otras variables que influyen en el bienestar de la relación. Aunque es muy importante atender las necesidades de los niños, también es fundamental cuidar de las personas mayores. Los abuelos canguro, por ejemplo, pueden rozar el agotamiento cuando el nivel de dedicación excede su propia capacidad de atención.
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