Dudas de novatas (XIX)
Entre otras cosas que nos preguntamos las primerizas es si es malo que nuestro hijo esté mucho tiempo en brazos o si es normal que lleven todo a la boca. Pensémoslo juntas…
Cuando un niño recién nacido llora, lo lógico es que los padres quieran atenderlo rápidamente. Y, muchas veces, lo único que calma el llanto es justo lo que todos hacemos de forma instintiva: tomarlo en brazos, mecerlo, acariciarlo…
El bebé necesita el calorcito de mamá o papá para tranquilizarse y no se va malcriar por eso. Hace ya años que algunos estudios han confirmado que los bebés que pasan más tiempo en brazos son menos llorones y sufren menos cólicos que aquellos a los que se abrazan menos. El contacto corporal es imprescindible para sobrevivir, igual que el alimento.
No obstante, especialistas en sueño infantil señalan un posible riesgo: que el chiquito asocie el acto de dormirse a los brazos y luego no sea capaz de conciliar el sueño si no lo abrazamos. Para evitarlo, recomiendan que, a partir de los tres o cuatro meses, los padres sigan tomándolo en brazos para calmarlo y, una vez tranquilo, lo dejen en su cunita para que se habitare a dormirse solo.
¿Por qué se lleva todo a la boca?
A través de la boca, el bebé recibe mucha informaron. Igual que ver o tocar, chupar es una forma de experimentar, de conocer cómo son los objetos que tiene a su alrededor, si son suaves o rugosos, blanditos o duros, etc.
Además de una valiosa fuente de información, el chupeteo es una experiencia gratificante para el chico en los primeros años de vida. El alimento, y también el consuelo, le llegan a través de la boca; cuando el bebé tiene hambre, sueño o le duele algo, suele recurrir al pecho de mamá, a su chupete o algún sustituto de éstos (un mordillo, un muñeco, una mantita…) Y chupar es también un método de calmar las molestias asociadas a la salida de los dientes de leche (generalmente a partir de los 6 meses).
Para evitar accidentes y enfermedades, hay que asegurarse de que todo lo que esté al alcance de la boca del chiquito sea seguro, estar libre de gérmenes productos tóxicos o piezas pequeñas con las que pudiera atragantarse.
Fuente | Ser Padres Hoy
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