Divorcios traumáticos en parejas con hijos: 5 errores a evitar

Existen muchas formas diferentes de poner fin a una relación sentimental, sin embargo, en ocasiones la despedida llega acompañada por un profundo dolor y el peso del conflicto. En el contexto de un divorcio traumático, uno o ambos pueden llegar a comportarse como si el otro fuese el enemigo. Es decir, el amor y el proyecto de vida compartido hasta entonces queda eclipsado por el desencanto, el pesimismo y las palabras negativas. El divorcio traumático no solo impacta en los padres, sino también en los hijos.

Es decir, daña a la familia como un conjunto. El alcance de la situación también puede impactar en otros seres queridos y amigos que se posicionan en lo ocurrido para defender a una u otra parte. En un divorcio traumático, no parecen existir los puntos intermedios, sino que la descripción del relato se viste de un toque dramático que empeora notablemente con el paso de los años si se enquistan los problemas. ¿Qué errores hay que evitar en un divorcio traumático?

1. El riesgo del padre o la madre ausente

Aunque la relación sentimental finalice, el vínculo como padres continúa. Por ello, es esencial evitar el riesgo de adoptar el rol de un padre o una madre ausente. En ocasiones, una de las partes llega a interferir de manera negativa en el vínculo que el niño tiene con la otra parte. El origen del daño puede ser muy sutil, pero cala a largo plazo.

2. Exposición frecuente a estímulos y situaciones difíciles

Hay diferentes fuentes de estrés que pueden intensificarse en este capítulo. En el contexto de un divorcio traumático, los afectados por la situación pueden llegar a sentirse desbordados por la suma de variables, estímulos y factores que hacen que los implicados vivan en un permanente estado de alerta y desconfianza hacia el otro. Un escenario que no ofrece la estabilidad, la tranquilidad y la seguridad necesarias para potenciar el bienestar infantil.

3. Conflictos que se cronifican en un divorcio traumático

Generalmente, la fase posterior a un divorcio nunca es sencilla. Sin embargo, con el paso del tiempo, la situación mejora y la interacción con la otra parte fluye con más naturalidad. Todo cambia en un divorcio tramático cuando los conflictos se cronifican durante años. Es decir, los motivos del distanciamiento como padres no se resuelven, sino que crean un muro invisible entre las partes.

4. Distanciamiento y desconfianza como padres

Cuando dos personas se divorcian, pueden emprender una nueva etapa y dar la bienvenida a cambios positivos en su vida sentimental. Sin embargo, el vínculo como padres debe permanecer (y no solo por el bienestar del hijo). Es frecuente que en un divorcio traumático se produzca un distanciamiento entre ambos, incluso, desde el papel de padres.

5. Los hijos no tienen que elegir a nivel afectivo

En un divorcio traumático es posible caer en un concepto de lealtad mal entendido en el que el hijo parece tener que mostrar una mayor preferencia hacia uno de sus progenitores. Una de las partes genera el peso de una deuda emocional que se acumula a partir del exceso de protección y el deseo de ser indispensable (mientras que la otra parte permanece en la sombra).

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