Divorcio con hijos: cuando la familia se transforma y cambia

Divorcio con hijos: cuando la familia se transforma y cambia

Escrito por: Maite Nicuesa    27 febrero 2025    3 minutos

Es posible vivir el divorcio y su impacto en la familia desde diferentes interpretaciones, entre ellas, como una evolución positiva

Cuando el divorcio o la separación se percibe como una ruptura total de la familia creada en común, el vínculo entre los padres adquiere un mayor nivel de complejidad. Y es que, la propia interpretación de la realidad puede facilitar el proceso de transición y adaptación al cambio o, por el contrario, poner un peso añadido.

Un divorcio o una separación remite a un proceso complejo en la familia, especialmente, cuando no se produce de mutuo acuerdo o ambos se encuentran en posiciones muy diferentes. Sin embargo, cuando una pareja ha creado una familia, más allá de su ruptura en el plano sentimental, sigue unida.

La familia es dinámica: el divorcio no tiene por qué suponer la ruptura

El conflicto surge, precisamente, cuando la unión parece insostenible como consecuencia de la rivalidad, el sufrimiento o el individualismo. La familia cambia en relación con las condiciones y circunstancias previas. Sin embargo, en realidad, cambia y evoluciona. La evolución entre un escenario y otro no es inmediata. El divorcio es el punto de inflexión definitivo, pero la adaptación y la construcción de una nueva etapa, requiere de una transición.

Y, para que dicha transición resulte favorable para ambos y para los hijos en común, es recomendable promover la implicación personal, el diálogo y la colaboración. Evidentemente, la pareja puede pasar por diferentes etapas después de la ruptura, pero más allá del momento concreto, existe algo que permanece: el vínculo en común. Y es esencial proteger y respetar el interés superior del menor.

Cuando La Familia Evoluciona Despues Del Divorcio

Cuando la familia evoluciona desde su mejor versión con empatía y respeto

Resulta relativamente fácil decir que la familia no se rompe, sino que evoluciona. Lo verdaderamente difícil es trasladar esta premisa a la práctica y hacer de ella una filosofía de vida. Sin embargo, existen parejas que consiguen alcanzar ese equilibrio en algún momento. Encuentran su propio camino y su propia fórmula para avanzar y no estancarse en el pasado.

La familia cambia, evoluciona y se transforma. Esta evolución depende, en gran medida, de la propia capacidad y disposición de los padres para evolucionar ellos mismos como personas. El proceso, al igual que otras transformaciones que se producen en el plano personal, no es sencillo. Y, además, en este caso concreto, el desafío afecta a varias personas. La propia evolución familiar puede convertirse en un ejemplo y un mensaje positivo para los niños. Y es que, muestra una perspectiva constructiva de la familia como un pilar sólido que permanece, es decir, no se destruye en el instante en el que una pareja se divorcia. La familia no se termina porque el afecto, la crianza, la educación, las responsabilidades compartidas o el significado del propio proyecto vivido en común son importantes.

Existen muchas historias distintas y ejemplos de familias que no consiguen encajar en este ideal. Sin embargo, el testimonio de quienes sí han logrado encontrar un nuevo sentido a su proyecto de familia ofrece una perspectiva esperanzadora de aquello que se puede lograr.

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