Disnea, respiración dificultosa durante el embarazo
Las hormonas que participan en la gestación afectan a todos los rincones del organismo de la futura mamá. También intervienen en el sistema circulatorio y con él en el respiratorio. Al principio del embarazo, la progesterona aumenta la capacidad de los pulmones y provoca que la mamá respire con mayor frecuencia. Se trata de que el bebé reciba la mayor cantidad posible de oxigeno. La embarazada puede sentir que le falta el aliento, ligera sensación de ahogo, fatiga y dificultad leve para respirar.
Al avanzar el embarazo, el útero va creciendo y ocupando espacio para lo que desplaza a otros órganos. Hacia la semana 31 el útero puede comenzar a presionar el diafragma y con ello disminuye ligeramente la capacidad pulmonar. Los pulmones deben trabajar más y la madre puede sentir nuevamente falta de aliento. La respiración puede ser ligeramente dificultosa y corta. Además la necesidad de oxígeno aumenta entre un 15 y un 20 por ciento, debido al mayor trabajo renal, cardíaco y muscular, lo que puede provocar hiperventilación.
Al final del embarazo, cuando el bebé se coloca y la tripa baja, el diafragma se libera y la sensación de falta de aire disminuye. Las molestias respiratorias deberían ser leves durante toda la gestación, sino fuera así tendrías que consultar con el ginecólogo. Por la noche puedes favorecer la respiración poniendo varias almohadas para que la cabeza quede levantada. Procura mantener una buena postura cuando estés sentada o de pie para que los pulmones tengan más espacio y muévete despacio para disminuir el trabajo del corazón y los pulmones.
La congestión nasal, de garganta y en algunos casos de oído, es normal debido al aumento de sangre en el revestimiento del aparato respiratorio. El embarazo puede, incluso, cambiarte ligeramente el tono y la calidad de la voz.
Vía | Nacer sano
Foto | Medicina educativa