Dibujo infantil: características de la etapa esquemática
Los procesos de aprendizaje más significativos muestran una evolución. Es decir, existe un desarrollo que se perfecciona a lo largo del tiempo. Esta preparación se enmarca en el ámbito de conocimientos tan importantes como la lectura y la escritura. Ocurre lo mismo con la expresión artística y el dibujo infantil. Una de las fases más relevantes es la etapa esquemática. Es aquella que, aproximadamente, transcurre en torno a los 7 y 9 años.
¿Cuáles son las características de los dibujos realizados por el peque en este periodo? La precisión en el trazo se define cada vez más y, por ello, el niño recrea de forma clara la estructura principal de los elementos que representa a nivel visual sobre el folio.
Un dibujo con sentido propio
El autor no solo elabora formas con un mayor nivel de precisión que en la etapa preesquemática. Además, utiliza colores observados en la realidad para utilizar el tono correspondiente en cada caso. El dibujo tiene una organización y transcurre de forma lineal.
El nombre de la etapa muestra el núcleo del momento que caracteriza el dibujo infantil. El peque realiza la esencia del contenido, es decir, el esquema. Además, también existe una mayor comprensión sobre el tratamiento del espacio como muestra la ubicación de los elementos en el plano. Los dibujos elaborados, a su vez, hacen referencia a una parte de la realidad conocida percibida desde el punto de vista del niño.
El niño dibuja y crea distintas elaboraciones a partir de aquello que conoce. Encuentra inspiración en su entorno más inmediato, por ejemplo, en la familia. El dibujo esquemático es una forma de expresión que transmite información sobre el momento en el que se encuentra el autor. Por ello, una obra puede ser analizada por un experto en psicología o en educación infantil.
Periodo previo a la etapa del realismo
Los dibujos son un reflejo del proceso de evolución personal. Y, por ello, las representaciones esquemáticas también transmiten un significado que puede ser percibido por el adulto. Las obras tienen una coherencia y un sentido que se percibe en el contenido a simple vista. Este es el periodo previo a la fase del realismo que transcurre, generalmente, en torno a los 8 y 10 años. La creatividad y el nivel de atención al detalle aumentan todavía más en este contexto temporal.
Aprender a dibujar es un proceso apasionante, al igual que adquirir el hábito de la lectura y la escritura. Conocimientos que propician el encuentro con la realidad, la comunicación con los demás y la expresión personal. Las habilidades y destrezas que acompañan a la expresión artística se adquieren y perfeccionan de forma gradual. La fase esquemática muestra el valor de lo esencial en formas que reflejan objetos perfectamente identificables en el plano.
Así como para fomentar el hábito de animación a la lectura en la infancia es positivo leer cuentos en voz alta en casa, también conviene mostrar al niño distintos dibujos para inspirarle con ideas creativas. Dibujos que, con frecuencia, ilustran con su belleza la trama de los libros.
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