Deudas de sueño: qué son y cómo afectan a familias con hijos
El sueño es una necesidad que conecta con el bienestar general de la persona. A pesar de tratarse de un proceso natural, también implica un aprendizaje basado en hábitos y rutinas. El descanso de calidad es tan relevante que, la falta del mismo, también puede dar lugar a una deuda. Una deuda que se va acumulando en la forma de horas que muestran la distancia que existe entre el tiempo objetivo que la persona debería haber descansado y el periodo en el que realmente ha dormido. Esta carencia hace referencia, especialmente, al sueño prolongado y continuado.
La deuda de sueño no es idéntica para todas las personas, puesto que hay diferentes factores que influyen en las necesidades específicas de cada miembro de la familia. Por ejemplo, la edad y la etapa vital de padres e hijos marcan una diferencia en relación con las necesidades de sueño. Hay un momento en el que suele producirse un punto de inflexión en los hábitos de descanso de los padres.
Cuando la falta de sueño se acumula en el organismo
Ese instante en el que se convierten en padres primerizos y su ritmo personal, a partir de entonces, empieza a girar en torno a los horarios del bebé. Sin embargo, es recomendable no normalizar o relativizar el alcance de la falta de sueño. Es aconsejable no afrontar este periodo a la espera de que cambien las circunstancias familiares y la nueva realidad sea más favorable para disfrutar de un descanso más prolongado.
En otros casos, la deuda de sueño se acumula en los niños en forma de cansancio. Existe una forma habitual de intentar compensar la deuda acumulada a lo largo de la semana: prolongar el tiempo de descanso durante el sábado o el domingo. Encontrar un día para descansar de forma más consciente es una forma de autocuidado positivo, sin embargo, no es posible cubrir las carencias que se van a acumulando en los días previos como consecuencia de una rutina que no está alineada con las necesidades personales.
La deuda de sueño deja una huella en los niños
Si el descanso de calidad produce una sensación de bienestar generalizada, la situación opuesta, aquella que se deriva de las deudas de sueño, deja huella en el cuerpo, la mente y el ánimo. Cuando eso sucede, falta uno de los elementos necesarios para alcanzar el estado deseado en relación con el afrontamiento de la rutina. Mientras que la deuda de sueño en los adultos suele notarse en la forma de afrontar una nueva jornada de trabajo, esta deuda también se percibe en el ámbito académico. Reduce el nivel de concentración, empeora el estado de ánimo e influye en el rendimiento.
Existen diferentes tipos de deuda. Es un término que está muy integrado en el contexto económico y financiero, sin embargo, puede trasladarse a otro contexto: el descanso. En este caso, la deuda de sueño refleja una falta de equilibrio en una balanza que muestra la diferencia entre aquello que necesita una persona y su verdadera realidad.
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