Detección del autismo mediante el uso de resonancia magnética

Detección del autismo mediante el uso de resonancia magnética

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    26 enero 2018    3 minutos

Mediante el uso de las resonancias magnéticas se puede llegar a detectar el autismo, es muy importante contar con un diagnóstico, que sea fiable y rápido.

Mediante el uso de las resonancias magnéticas se puede llegar a detectar el autismo. Tengamos en cuenta que es muy importante contar con un correcto diagnóstico, que sea fiable y rápido. Existen algunos síntomas que nos permiten llegar a pensar que estamos frente a un caso de autismo, entre los típicos encontramos la dificultad de establecer el contacto visual o seguir los gestos.

Estos síntomas que hemos mencionado son más claros a partir de los dos años de edad, años más tarde también podremos ver el cambio en el comportamiento y temperamento. Son muchos los profesionales que realizan un diagnóstico basándose en la conducta, pero recientemente una investigación ha abierto una nueva alternativa para llegar a diagnosticar antes el autismo, para ello se emplean escáneres cerebrales.

El trabajo se llevó a cabo en la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y estuvo liderado por Hearther Cody Hazlett. La investigación ha sido parte de un estudio mucho más grande que se centraba en el desarrollo de los bebés que tienen un hermano mayor con autismo. Se sabe que existe una base genética del autismo, está demostrada que estos niños comparten parte del perfil genético tienen una posibilidad mayor de desarrollar un TEA, considerándose un grupo de alto riesgo.

El estudio ratificó algunas investigaciones a niños de edad mayor pudiendo saber que los pequeños con autismo tenían cerebros con un volumen apenas mayor y más área superficial.

Para el trabajo se tomaron una resonancia magnética a 106 pequeños de alto riesgo, a otros 42 bebés de bajo riesgo a los 6 / 12 / 24 meses de vida. Los investigadores revisaron los escáneres cerebrales con el fin de ver las diferencias entre las resonancias de los niños que fueron diagnosticados con autismo y sin autismo.

El estudio ratificó algunas investigaciones anteriores a niños de una edad mayor pudiendo saber que los pequeños con autismo tenían cerebros con un volumen apenas mayor y más área superficial. Los cerebros de los niños con TEA tenían la capacidad de crecer más rápido que los niños que no sufrirán TEA a los 24 meses de vida, este crecimiento se daba al mismo tiempo en que se generaban los primeros signos del autismo en el comportamiento.

Los datos nos mostraban una gran diversidad dentro del tamaño del cerebro en los grupos, gran parte de los niños con autismo contaban con volúmenes que los niños sin autismo. Ante esta situación los investigadores crearon una estrategia especia. Se calculó el volumen y el área de la superficie de diferentes partes del cerebro de los niños.

En otra fase de la investigación se buscó codificar los datos que se fueron obteniendo, sumando información como el volumen cerebral y el sexo de cada uno de los niños, se emplearon algoritmos y una red neuronal de aprendizaje profundo, que buscaba diferenciar entre los bebés con o sin autismo.

Los resultados llamaron mucho la atención de los investigadores. Esto genero un gran interés a nivel internacional por la posibilidad de poder realizar un diagnóstico de manera semiautomática en el primer año de edad.

Vía | Autismo diario
Foto | Pixabay – Jamoluk

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