Descubre qué es el síndrome del niño invisible

Descubre qué es el síndrome del niño invisible

Escrito por: Maite Nicuesa    14 abril 2022    3 minutos

¿Por qué se manifiesta el síndrome del niño invisible? ¿Qué impacto puede llegar a producir en la etapa adulta? ¿Y qué huella deja en la infancia?

El amor expresa reconocimiento, acompañamiento, aceptación y acogida. Sin embargo, el afecto sentido no siempre se exterioriza de un modo que evite las carencias afectivas que puede padecer el niño. Existen formas de comunicación y de vinculación que, a veces, dejan una sensación de vacío. El síndrome del niño invisible es un término que ayuda a reflexionar sobre esta cuestión. No siempre significa que la felicidad y el cuidado del menor sean indiferentes para los padres.

Sin embargo, la invisibilidad pone el acento en cómo se siente el peque ante sus progenitores. Es decir, conviene puntualizar que esta situación no siempre se deriva de una negligencia objetiva. Con frecuencia, los adultos no son conscientes del sufrimiento infantil.

El sufrimiento de los niños que se sienten abandonados

Existen distintos tipos de necesidades. Y el síndrome del niño invisible remite especialmente a las carencias que se enmarcan en el plano emocional. Así ocurre cuando el niño no se siente acompañado, querido, escuchado o aceptado. La sensación de abandono puede expresarse incluso más allá de las palabras. El llanto del bebé, en ocasiones, transmite un malestar anímico.

El niño se siente invisible ante sus seres queridos más cercanos. No existe una validación emocional que dé espacio a sus sentimientos. Y este hecho genera una huella negativa en su forma de relacionarse. Además, es frecuente que el niño juegue principalmente en soledad. La invisibilidad afecta negativamente a la autoestima: genera inseguridad y desconfianza. Incluso cuando forma parte de un grupo, se produce una paradoja habitual: sí está presencialmente en ese lugar, próximo a otros posibles compañeros de juegos. Y, sin embargo, no está verdaderamente conectado con aquello que ocurre en el grupo porque no se siente parte del mismo. Cualquier ser humano ha podido sentirse invisible ante los demás en algún contexto específico. El acoso escolar, de hecho, deja ese impacto en quien lo padece.

Pero el síndrome del niño invisible tiene la particularidad de que su origen se sitúa en el seno del propio hogar. Una familia nutricia es aquella que arropa, protege, acompaña y aporta estabilidad. Por el contrario, cuando el peque se siente desatendido a nivel emocional por sus progenitores, se intensifican las carencias. A priori, la familia es el entorno que proporciona abrigo emocional, apoyo y resiliencia. Y los cimientos de esta protección se debilitan cuando el hijo experimenta los efectos negativos de alguna forma de desatención. La falta de tiempo compartido en común es una causa frecuente de dolor, tristeza y sufrimiento.

Sindrome De Nino Invisible

El síndrome del niño invisible, por el contrario, puede visibilizar algún tipo de violencia

Los seis primeros años de vida del niño son muy importantes. Por ello, las carencias afectivas experimentadas en dicha etapa producen una huella más a largo plazo. El síndrome del niño invisible también puede tener su origen en un tipo de violencia que vulnera alguno de los derechos fundamentales del menor.

El pasado 12 de abril se celebró el Día Internacional de los Niños de la Calle. Un ejemplo claro de invisibilidad en la sociedad actual. Pero existen otras formas posibles de indiferencia que se producen en el contexto del propio hogar.

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