La depresión materna afecta al cerebro del hijo
Todos nacemos con unas características físicas y psicológicas que se van modificando según vivimos. Las distintas experiencias van dejando huella, especialmente durante la etapa infantil. Según una investigación realizada en la Universidad de Montreal, la depresión materna prolongada puede modificar la estructura cerebral del hijo, concretamente el tamaño de la amígdala.
El papel de la amigdala es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales. Los autores del estudio estudiaron mediante Imagenes por Resonancia Magnética (IRM), los cerebros de niños de 10 años cuyas madres habían tenido depresión al menos desde que ellos vivían. La amígdala aparecía agrandada lo que también observaron en niños criados en orfanatos y adoptados posteriormente por familias.
Los autores explican que, «No sabemos si el agrandamiento que observamos es el resultado de una exposición a largo plazo a una atención de menor calidad. Pero mostramos que crecer con una madre deprimida se asocia con una amígdala agranda«.
La Dra. Sonia Lupien, autora de la investigación explica que, «el cerebro podría ser muy sensible al ambiente durante el desarrollo temprano, y confirman la importancia de una intervención temprana para ayudar a los niños a enfrentarse a la adversidad. Iniciativas como las visitas a domicilio de enfermeras en el periodo prenatal y la infancia, y ambientes mejorados en las guarderías, podrían mitigar los efectos de la atención de los padres sobre el cerebro en desarrollo».
Si tienes síntomas de depresión y eres madre, quizá este estudio te anime a pedir ayuda cuanto antes, por tu salud y la de tus niños. Porque otra cosa que se sabe es que si la depresión materna mejora, la salud mental del niño también lo hace.
Vía | Healthfinder
Foto | Flickr-Biologycorner