¿Cuáles son los síntomas de la agitación por amamantamiento?

La experiencia de la lactancia materna está muy vinculada al plano emocional. Una vivencia positiva está unida con sentimientos y emociones agradables. ¿Pero qué sucede cuando surgen obstáculos y dificultades durante el proceso? En ese momento, la percepción interna puede cambiar hasta llegar a sentir malestar, rechazo y desagrado. Un conjunto de sensaciones que quedan enmarcadas en el plano de la agitación por amamantamiento.

Pero la reacción va más allá del plano emocional. La mujer también tiene el deseo de marcar una distancia con el niño. En ocasiones, el malestar se intensifica como consecuencia de la no expresión de los síntomas. La persona oculta cómo se siente y no verbaliza sus emociones ante alguien cercano.

Un rechazo intenso y repentino que no está relacionado con un motivo identificado

A veces, reprime sus sentimientos porque se siente culpable. Especialmente, cuando juzga de un modo negativo aquello que le ocurre o cuando se identifica con sus propias emociones. También puede experimentar una contradicción interior entre el plano de la voluntad, que está alineado con la decisión de continuar con la lactancia, y el propio malestar experimentado en la práctica.

Por una parte, conoce los beneficios positivos que produce. A pesar de ello, está experimentando molestias que influyen de forma directa en la valoración final. Existe un mayor riesgo de vivir esta forma de rechazo durante la lactancia cuando el niño tiene más de doce meses.

Un proceso de este tipo puede estar acompañado por la ansiedad anticipatoria ante cada toma, que se percibe con preocupación e inquietud. Conviene puntualizar que se trata de una situación que puede afectar a todas las madres (aunque no todas la vivan). Y los síntomas pueden manifestarse con distintos niveles de intensidad y de duración. La aversión irrumpe de forma repentina y produce insatisfacción. Y, en consecuencia, marca un punto de inflexión respecto al tiempo previo. Como hemos comentado, la persona experimenta sentimientos y emociones desagradables.

Además de la culpa, a la que hemos hecho alusión previamente, el enfado, la intranquilidad, la tristeza y la frustración también pueden formar parte de la agitación por amamantamiento. Surge un rechazo que no debe confundirse con las sensaciones que se producen en el contexto de un periodo de cansancio intenso (aunque el agotamiento agrava la situación). Es un proceso involuntario, que generalmente es pasajero, y tiene un componente fisiológico. La persona puede llegar a sentir angustia.

Habla con una asesora de lactancia

En una situación de estas características, es recomendable consultar cualquier duda con una asesora de lactancia. También puedes hablar sobre ello con tu entorno cercano y con otras madres. Reconocer la dificultad, es el primer paso para comprenderla y tomar decisiones al respecto. Hablar de ello produce un efecto terapéutico en el ánimo.

En caso contrario, la persona convive con un diálogo interno que le hiere y le desmotiva. El malestar no desaparece de inmediato, pero sí cambia la visión de la situación. A veces, la madre tiene el deseo interior de comenzar una nueva etapa. Pero también puede ocurrir que quiera continuar con la lactancia.

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