¿Cuáles son las características de los padres hooligans?
Existen distintos comportamientos que generan una influencia negativa en los niños. La competitividad que caracteriza a los padres hooligans se manifiesta en palabras y acciones que no están alineadas con el espíritu deportivo y el compañerismo. El padre proyecta en el hijo sus propias frustraciones: aspira a que sea el mejor siempre y en cualquier circunstancia.
Es positivo que el niño realice deporte y forme parte de un equipo. En ese caso, la familia acompaña al menor en la consecución de nuevos retos: comparte sus triunfos y sus objetivos no cumplidos.
Idealiza a su hijo e infravalora el talento de otros niños
Pero esta afición deja de ser un disfrute para aquellos padres que encuentran un motivo de conflicto en el terreno de juego. El conflicto no está en el deporte, sino en la forma de vivir esa realidad y en las creencias con las que el adulto interpreta la evolución de un partido. Interfieren de manera negativa en el correcto desarrollo de un encuentro ya que, incluso, no respetan la profesionalidad del árbitro que realiza su función.
Quita autoridad al entrenador delante de su hijo
Existen relaciones asimétricas que muestran la importancia del respeto a la autoridad. El vínculo entre un padre/madre y su hijo presenta esta asimetría. En el ámbito escolar, es posible observar esta jerarquía entre un docente y el alumno. Pues bien, los profesionales que educan e inspiran al niño en la práctica deportiva merecen el reconocimiento de la familia.
Deseo de protagonismo
Este tipo de situación se produce, a veces, en el ámbito del fútbol base. En este contexto, los niños se forman en la práctica y valores de este deporte. Los padres hooligans no se comportan como espectadores del partido, no respetan el espacio de los niños que son los verdaderamente protagonistas de la competición. Tanto que su comportamiento llega a desviar la atención de lo verdaderamente importante en el terreno de juego.
No ve más allá de la victoria o la derrota
El perfil de este padre tóxico también muestra el peso excesivo que da a los resultados. La experiencia de un partido va más allá de este dato final. Y conviene realizar una valoración que va más allá de este factor cuantitativo. En definitiva, este perfil pierde la perspectiva de qué es lo verdaderamente importante: no identifica lo esencial en este contexto.
Los padres hooligans, en consecuencia, viven como si fuesen propios los aparentes fracasos y éxitos de su hijo. Triunfos y derrotas que exagera y magnifica. Sin embargo, con su comportamiento muestra un espejo negativo a aquel niño que percibe acciones y palabras que llevan la falta de deportividad al terreno de juego. Además, este comportamiento es contrario a la formación de un equipo sólido que colabora para lograr objetivos comunes. Es decir, ningún jugador es más importante que otro.
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