Crisis de los 30: ¿Cómo influye en la maternidad?
Las distintas etapas de la vida ofrecen nuevas perspectivas sobre la existencia. La transición de los 20 a los 30 está acompañada por un cambio significativo en cuanto a las expectativas. Las creencias sociales en torno al proyecto de vida que se presenta como habitual en esta etapa ponen el acento en la estabilidad profesional y la formación de una familia. Sin embargo, la edad no es una circunstancia que describa de modo universal el capítulo en el que se encuentra cada ser humano. Hombres y mujeres atraviesan circunstancias individuales en su biografía.
Con frecuencia, la etapa de los 30 está íntimamente vinculada con la maternidad. Por ejemplo, es una etapa en la que la mujer puede sentir dudas sobre su deseo de ser madre, pero también experimenta la incomodidad que produce la presión social en su entorno más cercano.
Crisis personal de los 30 años: dudas e incertidumbre
En otros casos, la persona sí visualiza la experiencia de la maternidad como un propósito importante en su proyecto de vida, sin embargo, quiere posponerlo durante más tiempo. En otros casos, la situación actual se distancia de la realidad que la persona había imaginado con anterioridad a este momento. Y experimenta frustración o desencanto ante los objetivos personales y profesionales que no se han cumplido (y que todavía parecen lejanos en el tiempo).
La crisis de los 30 también puede experimentarse en la maternidad vivida a esta edad. Y, en ese caso, la persona siente los efectos de algunos estereotipos limitantes. Así ocurre cuando por haber sido madre, y haber superado los 30 años, hubiese planes que deberían quedar atrás definitivamente. Como si esas ilusiones solo fuesen viables en la etapa de los 20. ¿Cómo superar la crisis de los 30? En Uno más en la Familia te damos algunas ideas.
1. No te compares
Actualmente, la tendencia hacia la comparación va más allá del entorno más cercano. Hoy en día, las redes sociales crean un nuevo universo de conexión. Y en este contexto también aumenta el riesgo de compararse con la vida aparentemente idílica de quienes muestran una versión casi perfecta de la existencia.
2. No cargues con creencias que no son propias
La presión social en torno a la maternidad parece llevar a la conclusión de que una persona es más feliz si consigue el objetivo de formar una familia. Sin embargo, no existe una relación de causa y efecto, que tenga una validez universal, entre ambos factores. Con frecuencia, el sufrimiento aumenta a partir de creencias que alimentan la frustración y dañan la autoestima.
3. Recuerda que estás en el camino: la vida es un proceso
La visión del tiempo en la crisis de los 30 parece centrarse en este periodo de la vida como el horizonte definitivo para lograr algunas de las metas más relevantes de la existencia. La impaciencia y la prisa te alejan de tu bienestar personal. Recuerda que estás en el camino: vive cada día de forma consciente. Al menos, encuentra un espacio cotidiano para cultivar la atención plena y la mente de principiante.
4. Pensamiento flexible
Puede ocurrir que los planes que habías previsto para esta etapa no se hayan materializado en la realidad. Es recomendable que diseñes un proyecto de vida flexible, de lo contrario, puedes sentirte como si estuvieses atrapada en los límites de una programación inamovible. Existe un universo de posibilidades por explorar más allá de esa previsión inicial. Es decir, encuentra otras alternativas, márcate objetivos sencillos y conecta con tu propio centro.
A lo largo de la vida existen muchos tipos de crisis diferentes. Y algunas de esas etapas también conectan con la experiencia de la maternidad. Recuerda que en toda crisis existe la oportunidad de crecer y redescubrir la vida. Pero es importante practicar la aceptación del momento presente.
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