Coronavirus: cómo aliviar el miedo y la preocupación

La información de actualidad que cada día detalla las novedades sobre la enfermedad, genera distintas respuestas emocionales en la población. Una de ellas, el miedo. Un miedo que está vinculado con la propia vulnerabilidad que sentimos ante un hecho que afecta a la salud.

La escucha emocional es importante en un momento en el que, además de la respuesta de la razón, también intervienen las emociones. Escúchate a ti mismo y busca algún modo terapéutico de canalizar aquello que sientes. Por ejemplo, la escritura o, también, el dibujo.

Cómo aliviar el miedo ante el coronavirus

El miedo también puede ser una respuesta ante la anticipación de una situación que tal vez nunca se dé en la realidad. Intentar vivir el presente en familia, a través de las rutinas habituales, puede ser una fórmula con la que vivir más conectado al ahora. Ya que la rutina crea un arraigo en aquel que se siente cómodo en esta zona de confort que comparte con sus seres queridos.

Es positivo estar informado de la actualidad, conocer cuál es la evolución sobre el tema. Pero también es importante hacerlo a través de fuentes especializadas para evitar el riesgo que la desinformación produce. Y, también, es recomendable evitar la sobreinformación de estar constantemente pegado a la actualidad de los nuevos datos. Leer más información desde el punto de vista cuantitativo, puede llegar a no ser práctico para quien, como consecuencia de esta rutina, tiene dificultades para desconectar de este tema.

Puede ocurrir que una persona se sienta desbordada por la preocupación y la angustia en la rutina cotidiana hasta el punto de que este hecho está influyendo en su bienestar y en su capacidad para atender las tareas habituales. La ayuda psicológica será muy positiva en este caso para aliviar este malestar.

Diferenciar entre la preocupación y la ocupación

Existe una diferencia entre preocuparse y ocuparse. El primer término significa anticipar una realidad que no ha ocurrido todavía, añadiendo sufrimiento al presente por una circunstancia que no puedes controlar desde este enfoque.

Por el contrario, la ocupación es más constructiva ya que se centra en acciones concretas que, en este caso, son aquellas que las autoridades especializadas recomiendan para prevenir el contagio. Lavarse las manos con frecuencia es una de las recomendaciones. Mientras que la preocupación llega a desbordar hasta el punto de producir un efecto de rumiación, la ocupación pone al ser humano como protagonista de este escenario presente.

Es decir, intenta diferenciar entre aquello que tú puedes hacer en este momento y aquello que alimenta el terreno de la preocupación. Una preocupación que, además, también se contagia y se traslada a los demás. Por el contrario, con tu ocupación te acompañas con inteligencia emocional a ti mismo y a tu familia.

No es una situación sencilla ya que, además, cada persona la vive desde unas circunstancias diferentes. Intenta compartir el momento con los demás, que el miedo y la preocupación no se transformen en una forma de incomunicación. Pon en práctica tu propia introspección para conocerte a ti mismo e identificar qué te ayuda a ti a nivel emocional para aliviar este miedo y esta preocupación. Si tú estás tranquilo, transmitirás este estado de ánimo a tus hijos.

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