El control de cabeza de nuestro bebé

El control de cabeza de nuestro bebé

Escrito por: Sacra    11 noviembre 2009    2 minutos

Desde el primer segundo de vida de nuestro bebé ya empieza a enfrentarse a grandes retos que le van a servir para sobrevivir en un mundo que, hasta ese momento, le es totalmente ajeno. Uno de los más tempranos es el control de su cabeza ya que, esto le va a servir para poder avanzar en muchos otros aspectos, digamos que es el primer paso para ir fortaleciendo sus músculos y, de esta forma, ir ejerciendo un control sobre sus movimientos físicos.

Pero viéndolo paso a paso, posiblemente, podamos hacernos una idea más acertada del proceso.

De recién nacido el bebé tiene sus músculos del cuello débiles, por lo tanto es incapaz de sostener la cabeza por sí mismo. Durante el primer mes ya podemos observar que, si está boca abajo, puede levantar la cabeza unos segundos y si se encuentra boca arriba la puede girar de un lado a otro. Durante el segundo y el tercer mes, ya puede mantenerla un poco erguida mientras lo tenemos sentado, aunque por poco tiempo. Es ya, en el sexto mes, cuando nuestro pequeño, normalmente, ya mantiene la cabeza erguida cuando está sentado y, por lo tanto, posee un control total sobre ella.

Evidentemente cada niño tiene su proceso de maduración e intentar ajustarlos todos a una norma es bastante complicado, pero es cierto que sí podemos estimularle para que vaya ejercitando los músculos del cuello y así ayudarle en su perfecto desarrollo.

Uno de los ejercicios más estimulantes, para ambos, es tumbarnos boca arriba y colocar a nuestro bebé sobre nuestra barriga, boca abajo mientras le hablamos o cantamos. Además de ayudarle a fortalecer sus músculos, ya que intentará mirarnos, estará sintiendo nuestra piel y el latido del corazón.

Cuando ya vaya controlando un poco más su cabecita (sobre los 3 o 4 meses), lo podemos colocar boca arriba y, tomándolo de las manos, ir incorporándolo poco a poco hasta que quede sentado, para luego volver a hacerlo hasta que quede echado. Si ves que no puede sostener la cabeza, o muestra desagrado o llora, mejor no obligarlo.

Vía | Web del Bebé

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