Conservar bien los purés para nuestro bebé
A menudo nos resulta complicado prepararle el puré a nuestro bebé. Por eso, una buena idea, es hacer un poquito más y conservarlo para días sucesivos, teniendo especial cuidado que no pierdan sus vitaminas ni el valor nutritivo que han de aportarle.
Lo primero que debemos saber es que son 48 horas el tiempo máximo que podemos conservar una comida cocinada en el frigorífico. Para ello los guardaremos, una vez tibios, y recién preparados, utilizando recipientes herméticos y en la parte más fría de la nevera. Para este tipo de conservación lo mejor es tener en cuenta ciertas propiedades de algunas verduras y hortalizas. Sin duda, el recurso más apropiado es el de la congelación, ya que apenas provoca alteración en los alimentos y no tenemos que preocuparnos de nada, si seguimos los pasos correctos.
Si vamos a consumir el puré durante las siguientes 48 horas, debemos retirar algunas que, con el paso del tiempo pueden cambiar el sabor o acumular sustancias tóxicas. Algunas de ellas son: hortalizas de raíz (patata, nabo, zanahoria) o la de hoja (acelgas, espinacas). Las mejores son la calabaza y el calabacín.
Si optamos por congelar, es preferible hacerlo cuando el congelador no esté muy lleno y no contenga mucha escarcha, así el proceso de congelación será más rápido y no perderá sus nutrientes. Para descongelarlo lo mejor es hacerlo lentamente, aunque podemos utilizar el microondas a una temperatura muy baja o al baño maría. Una vez descongelado debemos calentarlo hasta que comience a hervir, durante unos cinco minutos. Así nos aseguramos de que cualquier ‘agente externo’ (como cualquier virus) queda destruido. Si tienes que comer fuera te puedes llevar su puré en un termo o en una bolsa térmica.
Vía | Guía del Niño