Consejos sobre cómo dar malas noticias
Sin duda, una de las grandes ventajas de internet es que puedes acceder a páginas de calidad en relación con el ámbito emocional que además, están lideradas por profesionales de referencia. Este es el caso, por ejemplo, de el Club Optimista Vital de Bernabé Tierno o de el blog de Eduard Punset. Pues bien, en los últimos días una madre ha contado su angustia en una carta porque no sabía cómo contar a sus hijos que su marido está ingresado en el hospital tras sufrir un infarto cerebral de pronóstico incierto. Los niños tienen una edad de diez y de cuatro años. En el caso del niño mayor, está ajeno a la situación porque durante estos días ha estado haciendo un curso de verano.
La verdad es que la situación es difícil. Pues bien la respuesta proporcionada por la psicóloga Paula García Borreguero que trabaja con Eduard Punset me ha parecido excelente y además, muy aplicable a otras situaciones similares que pueden servir de ayuda y de utilidad cuando se debe dar una mala noticia a un peque:
1) Por supuesto, para hablar con los niños de un tema tan delicado es esencial optar por la intimidad. Se trata de buscar el lugar ideal en el que todos los miembros de la familia puedan exteriorizar cómo se sienten. La mejor opción es la casa. Pero nunca lleves a cabo una conversación íntima donde las emociones están a flor de piel, en una cafetería o en un parque.
2) No intentes ser la persona que da respuestas a todo, es decir, asume el desconocimiento lógico que siempre produce una enfermedad. Por supuesto, debes adaptar la explicación y las respuestas a la edad del niño.
3) En medio del dolor, es muy habitual que la rutina de la casa cambie de la noche a la mañana. Sin embargo, es esencial hacer un esfuerzo para que los niños no noten demasiado los cambios. En cierto modo, esto les dará tranquilidad.
4) Llegado el momento, los niños pueden necesitar ayuda de un especialista. En ese caso, es posible necesitar la ayuda de un psicólogo infantil.
La verdad es que se trata de una situación difícil que no resulta tan fácil responder porque también existen personas que prefieren ocultar a los niños la gravedad de una situación. Por tanto, el modo de actuar adecuado queda abierto a la decisión individual y a los propios valores de cada uno. Desde aquí mandamos mucho ánimo a todos aquellos que están atravesando por una situación semejante.
Más información | Eduard Punset
Foto | Filo Laberinto
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