Consejos para gestionar las expectativas en vacaciones familiares
La felicidad de un viaje con niños o la calidad de los momentos compartidos en el hogar depende principalmente del punto de vista desde el que se aborda el instante. Cuando la planificación se alinea con las altas expectativas, que es poco probable que se cumplan en realidad, la frustración y el desencanto son prácticamente inevitables.
El verano supone un tiempo de alegría para muchas personas. Pero hay que evitar la generalización o la idealización porque también es un periodo del año en el que la ausencia de horarios perfectamente establecidos puede generar estrés y ansiedad en padres y madres. ¿Cómo gestionar las expectativas en las vacaciones familiares?
1. No caigas en la trampa de una programación cerrada: el caos es inevitable
Las expectativas suelen reflejarse en una organización que concreta cada detalle. Sin embargo, no asumas retos imposibles. El caos hará acto de presencia en diferentes instantes de las vacaciones familiares. Acéptalo cuanto antes: intenta fluir con la realidad.
2. La realidad de las vacaciones familiares está en constante evolución
Si haces un pequeño repaso de las diferentes vacaciones familiares que has vivido en compañía de tus hijos, puedes poner en valor la evolución y el cambio. Por ejemplo, al compás de su proceso de crecimiento, los niños alcanzan un mayor grado de autonomía con cada nueva edad. En consecuencia, también cambia la realidad de padres y madres que en vacaciones de verano empiezan a disfrutar de pequeños espacios para sí mismos.
3. Reduce el número de objetivos para priorizar los más importantes
Las altas expectativas ante las vacaciones familiares pueden derivar en una extensa lista de metas que, en realidad, muestran una lluvia de deseos personales. Pues bien, comprométete con objetivos familiares, de pareja o personales que sean realmente alcanzables en el contexto estival. Acota tu lista hasta definir tres propósitos principales.
4. Sin miedo al aburrimiento
La imagen de unas vacaciones inolvidables suele mostrar diferentes creencias limitantes. Por ejemplo, el aburrimiento se percibe como negativo cuando se contextualiza durante un viaje. Sin embargo, los instantes de aburrimiento también ayudan a disfrutar todavía más de otros espacios de diversión en familia. El temor que produce esta experiencia deriva en la planificación excesiva de actividades, tareas y rutinas que no dejan margen para la improvisación.
5. Anota tus expectativas por escrito: ejercicio práctico para descartar ideas poco realistas
Cuando tus ideas pasan de tu mundo interior al papel, las visualizas con mayor objetividad. Por ejemplo, cuando la lista de metas es excesiva, percibes con más claridad que conviene reducir el número de opciones para que la exigencia no afecte negativamente a la evolución de un nuevo verano en familia.
Puedes cargar con el peso de las altas expectativas y trasladar esa perspectiva a tu hijo. También puedes intentar que todo sea perfecto (a pesar de que eso es imposible en la realidad). Por ello, es importante descartar ambas opciones para abrazar el tiempo presente y la realidad concreta de la familia para disfrutar con la sencillez del instante. Un instante que tal vez eches de menos en el futuro cuando tus hijos sean adolescentes o inicien otra etapa de la vida.
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