Consejos para no transmitir a tu hijo tus creencias limitantes

Las creencias limitantes que te acompañan en este momento, y que tal vez formen parte de tu vida desde hace años, pueden condicionar tu visión sobre la realidad. Sin embargo, también puedes superar o profundizar en esas ideas recurrentes, para no dejar que te determinen (o que tengan un impacto elevado en tus decisiones).
Pues bien, las creencias limitantes no solo pueden condicionarte a ti mismo, sino que, si eres padre o madre, debes tener un cuidado especial para no transmitir ese tipo de información a tu hijo.
Ver más allá de las creencias limitantes: difícil pero no imposible
Es decir, es esencial que identifiques algunas de tus creencias limitantes, aquellas que se repiten habitualmente, para no transmitirle a tu hijo esa perspectiva. Y es que, es posible trasladar esas creencias en el plano de la formación, las relaciones personales, el estilo de vida, el desarrollo personal, la visión del futuro…
Y, cuando se recibe este tipo de mensaje durante la infancia y la adolescencia, este puede desarrollar una raíz fuerte. Cuanto más se afianza una creencia, más cuesta desprenderse de ella. Porque llega a interpretarse como una certeza o una verdad absoluta. Puede ocurrir que algunas de las creencias limitantes que has identificado en esta etapa de tu vida, tengan un origen lejano.
Tal vez, incluso, puedas identificar a personas cercanas que, a pesar de no tener una intención negativa, te condicionaron con sus propias creencias (creando un efecto en cadena). Del mismo modo, a través de una creencia limitante, puedes hacer sentir a tu hijo que no es capaz de lograr un objetivo determinado o que su camino está condicionado en una dirección específica.
Reaprender cada día: un reto para padres y madres
Identificar las creencias limitantes y otros factores que llegan a interferir en tu rutina personal y familiar es un paso importante. Pero el paso más definitivo es reaprender cada día. Es decir, desprenderse de ideas que no describen la realidad de una forma objetiva. En ocasiones, cumplen una función positiva (aunque dichas ideas tengan un tono limitante y negativo). Sin embargo, es fundamental evolucionar para ver más allá de ese enfoque que describe una perspectiva distorsionada.
¿Cómo sería tu vida y tu etapa como padre sin el peso de esas creencias que, en ocasiones, te hacen sufrir? ¿Cómo te comportarías si no estuvieses influenciado por la fuerza de esas ideas? Tomar conciencia de aquellos aspectos que pasan desapercibidos en el diálogo interno es un paso importante. Sin embargo, este trabajo de desarrollo personal requiere de un proceso de reflexión consciente que apunta más hacia el largo plazo. Y en ese largo plazo, puedes percibir la vida de tu hijo como un lienzo en blanco, es decir, como un universo de posibilidades.
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