Consejos para introducir alimentos nuevos en los niños
Una perfecta alimentación en nuestros bebés es fundamental para que se desarrollen perfectamente, evitando ciertas enfermedades y creando una estructura fuerte y sólida frente a los avatares de la vida. No olvidemos que es durante sus primeros años cuando se consolida su organismo y cuya salud dependerá, en gran parte, de la nutrición que le ofrezcamos.
A lo largo del primer año, y siempre teniendo como base la lactancia materna, nuestro bebé irá probando nuevos alimentos, nutrientes que irán aumentando su listado de gustos y preferencias en su dieta. Pero, al igual que le sucede a algunos adultos, también puede ocurrir que presente cierta fobia a probar nuevos sabores o texturas, es lo que se conoce como neofobia, que es el miedo a lo nuevo y desconocido. ¿Cómo podemos ayudarle?
Jugar con los alimentos
La textura que presentan los alimentos es mucho más importante de lo que parece. Que la comida sea dura o blanda, pegajosa o sólida, áspera o lisa… tiene mucho que aportar a nuestro paladar, incluso sin probarla, el niño puede intentar tomarla o, por el contrario, rechazarla sin más.
Según un estudio realizado en Holanda realizado con niños a los que se les permitió jugar con una gelatina, se comprobó que, tras la manipulación, estaban mucho más propensos a comerla que el resto a los que no se les dejó jugar con ella.
Por eso, ante la introducción de un nuevo alimento, quizás sería conveniente que dejásemos que lo tocara y jugara con él, así aumentará las probabilidades de que lo pruebe sin ningún tipo de trabas.
La imitación y el contexto social
Los niños son grandes observadores y van a verse influidos por las reacciones de aquellos que estén a su alrededor, especialmente si hablamos de la familia. Dependiendo de las reacciones que tengan los compañeros de mesa, a la hora de comer, si lo toman de buen grado o, por el contrario, lo rechazan, así serán sus deseos de añadirlo a su dieta. Si los padres comen una dieta saludable, sin duda, los niños también lo harán, tomándolo como una enseñanza más en su proceso vital.
El contexto social también es importante. Comer en familia de una forma distendida y procurando que sea un momento de placer, y no de enconada lucha, es fundamental para que los peques aprecien los cambios y los nuevos sabores. Es así como encontramos, no sólo placer en los alimentos sino también en el momento de tomarlos y la compañía con la que lo compartimos.
La paciencia, el mejor truco
Es normal que los niños, en principio, rechacen alimentos nuevos. Al parecer, y según estudios al respecto, nos viene desde tiempos inmemoriales, cuando el hombre primitivo trataba de protegerse ante ciertos vegetales que pudieran resultar tóxicos. Aunque ahora ya no es el caso, parece que nuestra esencia todavía guarda aquella manera de salvaguardarse del peligro.
Algunos padres intentan convencer al niño, con los nuevos alimentos, a través de la distracción. Los encandilan con la televisión o la tablet para que ni siquiera sean conscientes del momento en el que están tomando ese nuevo nutriente. Grave error. Tampoco es recomendable que le metamos el alimento a la fuerza o le amenacemos con premios o castigos. La solución más eficaz: la paciencia.
Aunque lo rechace de primeras, es importante que se lo ofrezcamos una y otra vez hasta que lo acepte. Según las cifras que manejan los expertos, lograr que lo acepte puede tardar entre 5 y 15 veces.
Vía | BBC
Fotos | Tu maternidad, Bcn bebé y Hacer familia
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