Consejos para disfrutar de la Cabalgata de Reyes con bebés
Cada 5 de enero, cuando el sol empieza a declinar, es tradicional en nuestro país que las calles se llenen de alegría, diversión y, sobre todo, mucha expectación. Es el momento de recibir, tal y como se merecen, a Sus Majestades los Reyes de Oriente, aquellos que según cuentan las crónicas religiosas, fueron a entregarle sus regalos al recién nacido Niño Jesús. Desde entonces, la costumbre es que esa misma noche, también lo hagan con el resto de niños del mundo, dejándoles en su hogar aquellos regalos que, previamente, han pedido en una carta.
Para recibirlos, se organizan unas hermosas y tradicionales Cabalgatas en las que, además de vistosos espectáculos dirigidos al público infantil, también vemos a los Tres Reyes lanzando regalos y golosinas a los niños de la ciudad que se han acercado a recibirlos. A los niños, y también a los adultos, les encanta este acontecimiento pero ¿les gusta también a los más pequeños? ¿Qué podemos hacer para protegerles de la multitud?
- Si nuestro bebé es todavía muy pequeño, es lógico que no sea consciente de esta fiesta por lo que, ante todo, debemos velar por su seguridad. Si nuestro deseo es muy grande por ver la Cabalgata, lo mejor es alejarnos de las aglomeraciones. En algunas ciudades colocan gradas o lugares específicos en los que la puedes ver perfectamente, pero sin tener que sufrir los envites y empujones del resto de espectadores.
- Puesto que se producen ya entrada la noche, no te olvides de abrigarle bien aunque sin excesivos agobios. Un buen abrigo, guantes, gorro y bufanda, es lo ideal.
- Es tradicional que desde las carrozas, lancen caramelos o pequeño juguetes al público, asegúrate de que tu peque no va a recibir ningún impacto. Por pequeños que parezcan estos elementos, lanzados a distancia y con bastante fuerza, pueden resultar peligrosos.
- No olvides llevarte su botellita de agua, merienda o algún juguetito con el que entretenerle durante la espera, la previsión de la duración no siempre es la correcta y los peques tienden a desesperarse con gran facilidad.
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