Confianza de los niños en si mismos (de 12 a 24 meses) (II)

Confianza de los niños en si mismos (de 12 a 24 meses) (II)

Escrito por: Jaime Gomez    6 abril 2012    3 minutos

Necesitan de ti para crear su propia base

Otra de las maneras de trasmitir esa confianza a tu hijo es disfrutar del tiempo libre con ellos a través de actividades y juegos. Con ello, los niños se enfrentan a nuevos retos y a dominar nuevas habilidades. «Busca ese objeto que ahora no sabes donde está, coloca en su sitio las piezas que anteriormente hemos sacado de alguna caja». Estas experiencias de juego y otros como ellos ayudan a los niños a desarrollar la confianza de que pueden resolver los problemas.

Observa a tu hijo durante el juego y permítele ser el que dirija la acción. Por ejemplo, si saca piezas de construcción, pregúntale lo que quiere construir y ayúdale en la labor que realice. Esto creará un sentido de confianza y liderazgo en tu hijo que tú tienes que alimentar continuamente. Ofrécele actividades nuevas, desafiantes, pero adecuadas a su entendimiento. Esto ayudará a expandir sus habilidades y fomentar la confianza.

Reconocele a tu hijo los triunfos que vaya obteniendo. No te limites a elogiar sólo cuando finalice algo correctamente. Necesitan que nos centremos en todo el desarrollo de la acción que estan realizando para que sepan que tienen nuestra atención y, si es posible, nuestra aprobación. «Si las piezas de la torre que hemos construido se caen, no pasa nada. Empezamos de nuevo, a ver que podemos incluir para hacerlo mejor”. “Intentemos usar todas las piezas. Quedará una torre muy alta».

Nada de obligar al niño. No debemos obligarle a realizar determinadas tareas o acciones. En vez de eso, propongamos cosas. Adaptemos el camino para que le sea más práctico llegar a su destino final. Si el camino requiere inicialmente de 3 pasos para realizar, intentemos adaptarlo a 4 o 5, para que la adecuación del niño a la realización de la actividad sea más favorable. En la piscina, por ejemplo. Rara vez no nos hemos encontrado con las reticencias del niño a bañarse. La solución no es meterlo de golpe en el agua. Es intentar convencerlo de que, aún con algo de temor, puede entrar.

Otro ejemplo puede ser el típico del tobogán. En esos casos, tu puedes deslizarte tu mismo por él para mostrarle que es seguro, o una muñeca primero. Podemos también colocarnos detrás de él mientras sube los escalones hasta la rampa para que confíe más en ese reto. Hay que transmitirle que va por buen camino, que los pasos que da están bien y animarlo a que siga adelante. Tú estás allí para apoyarlo cada vez que quiera volver a intentarlo.

Y nunca olvides que tú eres un modelo a seguir para que tu hijo responda a los retos. Los niños observan continuamente a los adultos. Somos su referencia. Cualquier cosa que hagamos o digamos, el niño la reproducirá por que entiende que está bien, simplemente por que la hemos hecho nosotros. No desaprovechemos la ocasión de ser un ejemplo para nuestros hijos, de enseñarle unos modos, unas maneras y de transmitirles unos valores que pueden llegar a marcar su futuro. Ese es el mayor legado que podemos depositar en ellos.

Via | zerotothree
Foto | stock

Reportajes