Confianza: clave en la elección de un colegio o escuela infantil

La confianza es uno de los valores más importantes en las relaciones personales. Pero la confianza va más allá de los vínculos concretos que se forman en el ámbito familiar o en la amistad. También remite a la percepción que una persona tiene sobre una entidad o una institución. Por ello, un buen colegio o una escuela, como centro de referencia para las familias, se implica en la consolidación de un proyecto que pone en el centro dicho valor.
Y es que, la calidad de la educación, la atención personalizada, el cuidado de los alumnos, la creación de una convivencia constructiva, una imagen corporativa sólida, y otros muchos valores que giran en torno al proyecto, dependen en gran medida de este pilar: un elevado nivel de confianza.
Confianza: un valor que potencia la imagen de colegios y escuelas
Los alumnos pasan mucho tiempo en las instalaciones del centro educativo, en contacto con compañeros y profesionales que participan en el proyecto. Para los padres es importante sentir y saber que tienen la certeza absoluta de que sus hijos se encuentran en un entorno seguro y protegido a nivel integral: físico, afectivo, emocional, social, personal y psicológico.
En relación con la confianza entre familias y centros educativos, esta es bidireccional: es decir, se nutre desde ambas perspectivas. Sin embargo, es el propio centro educativo el que, de forma constante, debe invertir en acciones y mensajes que potencian su credibilidad, coherencia y cercanía.
La confianza trasciende más allá de la comprobación continua
El valor de la confianza es tan importante para los padres, cuando esta gira en torno a la búsqueda de seguridad y protección de sus hijos mientras están en el aula, que algunas escuelas infantiles cuentan con sistemas que permiten que las familias puedan supervisar en cualquier momento la rutina de sus hijos en el centro. La instalación de este tipo de sistema siempre tiene en cuenta el cumplimiento de la privacidad y la normativa legal. Esta propuesta crea una ventana que facilita el contacto constante entre las familias y el centro. Sin embargo, el valor de la confianza es mucho más profundo (que va más allá de esa necesidad de comprobar y contrastar de forma constante y directa una información determinada).
La confianza plena se produce cuando los padres tienen la certeza de que los profesionales del centro cuentan con la preparación, los valores y la disposición deseada para formar a sus hijos en valores positivos. Las cámaras pueden convertirse en un medio o recurso positivo en relación con el fin deseado: fomentar los cimientos de la confianza y la seguridad. Sin embargo, la auténtica confianza, desde el punto de vista humano, no requiere de esa comprobación constante sino que va más allá de esta visión. En última instancia, dicha confianza depende de la comunicación, la colaboración y el apoyo.
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