Conductas de riesgo en niños: ¿Qué son y por qué se producen?
Las conductas de riesgo en niños y adolescentes son aquellas acciones que plantean algún peligro para uno mismo o para los demás. Es decir, impactan de manera negativa en el plano de la seguridad o el bienestar personal.
Pueden darse de forma ocasional o repetitiva. Sin embargo, los padres y educadores, como figuras de referencia y adultos responsables, influyen de forma visible en la corrección, prevención y evitación de aquellas variables que puedan producir una señal de alarma. La violencia está muy vinculada con las conductas de riesgo.
¿Por qué se producen las conductas de riesgo en los niños?
Con frecuencia, la conducta de riesgo en el niño pone de manifiesto la visión que el peque tiene de la realidad. Todavía no es consciente del alcance o las consecuencias del comportamiento que ha realizado. Sin embargo, la situación tiene una lectura totalmente distinta desde la visión y experiencia de una persona adulta. En ocasiones, las conductas de riesgo tienen un carácter voluntario, pero conviene recordar que hay momentos y situaciones en los que el niño no tuvo la intención de exponerse a una amenaza específica.
Por otra parte, aunque la presión externa y el deseo de ser aceptado por el grupo de amigos están más pronunciados en el adolescente, un niño también puede dejarse llevar por lo que hace la mayoría. En este contexto, hay conductas de riesgo que están propiciadas, principalmente, por el efecto imitación y la presión externa. El nivel de probabilidad de que un menor lleve a cabo algún comportamiento de riesgo aumenta a partir de aquellas variables que potencian la vulnerabilidad personal en función del contexto sociocultural y familiar en el que crece y se desarrolla el niño.
Cuando los niños realizan conductas de riesgo se enfocan en el corto plazo, es decir, en una idea inmediata que despierta su atención y su curiosidad (pero no valoran con detenimiento cuáles son los efectos y consecuencias que se derivan de la acción inicial).
Cómo prevenir las conductas de riesgo en niños
En primer lugar, hay que indicar que las conductas de riesgo van más allá de su impacto directo en el plano físico, es decir, también pueden potenciar la vulnerabilidad personal desde el punto de vista emocional.
Además, es fundamental educar de forma positiva desde el concepto de límite como herramienta clave para crear un entorno seguro. Por ejemplo, es posible establecer límites y normas para utilizar la tecnología en casa. También existen peligros en este ámbito como, por ejemplo, los retos virales tienen un gran alcance. Como hemos señalado, es habitual que los niños no perciban algunos de los inconvenientes que se enmarcan en un escenario que plantea algún tipo de riesgo. Por ello, habla con tu hijo para brindarle la información necesaria.
Como padre o madre también puedes implicarte para crear una red de apoyo que aporte un entorno protector a tu hijo. Esta red integra a otros familiares, padres de otros niños, vecinos y profesionales que trabajan en el centro educativo en el que estudia.
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