Comprender al niño: respetar su espacio

Comprender al niño: respetar su espacio

Escrito por: Daniel Fair    12 marzo 2016    2 minutos

Los niños deben ser respetados como cualquier adulto de cualquier edad. No requieren de una atención especial en según qué parámetros de conducta. Si en un determinado momento, el niño quiere estar o jugar solo, ¿cómo deberíamos reaccionar?

Desarrollar la psique del infante es, tal vez, uno de los preceptos más importantes que debemos seguir durante toda la etapa de aprendizaje. Y no únicamente mediante complicados sistemas que estimulen su mente perceptiva.

Cada instante de la vida que el niño disfrute de nuevos colores, olores y sensaciones es una enseñanza que le marcará de por vida. Procurar que su entorno sea lo más cómodo posible para él, evitando las desavenencias que sus padres consideren necesarias, debe ser la principal prioridad.

¿Hasta qué punto quiero llegar con ‘las desavenencias de sus padres’? Es posible que se considere al niño un espécimen raro por preferir estar en la soledad de su habitación, desarrollando su imaginación a base de juegos con la única compañía de sus muñecos, en lugar de estar en el exterior, disfrutando de la presencia de otros niños de su edad.

Hay que comprender al infante en ese momento. Hay que ir más allá de ‘debe socializar’, pues, tal vez, él ha elegido, deliberadamente, no socializar. Es posible que sus compañeros más cercanos le resulten cargantes o molestos, sin saber por qué; es posible que su manera de jugar no coincida con la de ellos o, tal vez, es posible que él mismo sienta que su imaginación fluye más si está solo. Y cualquiera de esas elecciones es adecuada y correcta.

Detener la imaginación de un niño y sacarle de un entorno que él considera apropiado en un determinado momento es un error. Desde pequeños, hay que educarles en la facultad para poder decidir y, en un momento dado, ellos pueden preferir estar solos, y sentirse bien en ese ambiente.

A largo plazo, no detendrá su desarrollo, ni le causará problemas, siempre que su comportamiento se mantenga dentro de unos márgenes lógicos de conducta. En ningún caso, el ‘aislarse’ debe ser sinónimo de preocupación para los padres. Denle el espacio que necesita, y se generará una confianza entre ambas partes que, durante los siguientes años, dará sus frutos.

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