Compartir tiempo de calidad: 4 beneficios para tu hijo
El tiempo es ese bien tan preciado que con tanta frecuencia sentimos que se nos escapada de las manos sin vivirlo realmente de verdad. Inmersos en un ritmo desacompasado en el que desviamos la atención del presente para pensar en aquello que todavía queda por hacer después.
El ahora es un regalo siempre, y este es uno de los mensajes que tenemos que repetirnos a nosotros mismos con más frecuencia, para interiorizar en la práctica aquello que ya sabemos en la teoría. El tiempo no solo se disfruta a nivel individual como cuando tienes espacio para ti, sino que es un bien que se comparte en común en planes familiares. En El Blog Infantil te contamos cuáles son los cuatro beneficios que esta experiencia produce en los niños. El tiempo es limitado, pero conviene establecer un orden de prioridades en cada etapa.
1. Creación de recuerdos
Desde tu etapa actual puedes poner en valor la memoria que guardas de aquel tiempo de tu niñez, con las fortalezas y posibles debilidades de aquel periodo. El regalo del tiempo es vital para crear la referencia de recuerdos en común que alimentan el corazón incluso en la etapa adulta.
Muchos de estos recuerdos tampoco permanecen nítidos en la memoria sino que son revividos en fotografía. El tiempo compartido en común nutre el corazón de aquellos niños que reciben este legado tan importante.
2. Prevenir posibles vacíos emocionales
Los vacíos emocionales existen pero no se llenan con objetos materiales. La falta de tiempo no se compensa, por ejemplo, con abundantes regalos y juguetes. Sin embargo, lo que de verdad consigue cubrir el vacío de la sensación de soledad que producen las carencias afectivas en la niñez, es este tiempo frecuente y de calidad compartido en común.
3. Educación
La labor de educar en valores requiere de constancia, seguimiento y continuidad. Para poner en práctica la responsabilidad de educar es esencial compartir tiempo en común. No solo educas a tu hijo con palabras que son la base de una comunicación asertiva, sino también con el modelo de tu propio ejemplo.
Además, la educación también parte de la atención a las necesidades del niño. Y compartir tiempo en común crea un marco de calidad para dar una respuesta emocional, educativa y afectiva en cada momento.
Y cuando compartes tiempo con tu hijo le estás ofreciendo al niño esta fortaleza que produce el arraigo.
4. Conocimiento mutuo
Tu hijo protagoniza un tiempo de crecimiento y aprendizaje constante. El tiempo compartido en común fortalece este vínculo afectivo que se actualiza con la creación de los nuevos momentos de presente. Tu hijo te conoce mejor y tú le conoces a él de verdad. Una cuestión importante porque el conocimiento también está relacionado con el amor.
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