Cómo saber si nuestro hijo es adicto al móvil
La tecnología está tan presente en nuestras vidas que a día de hoy sería casi imposible volver a una realidad en la que no tuviéramos acceso a internet, los smartphones y los dispositivos móviles. Esta transformación digital también se está reflejando en las empresas, que apuestan cada vez más por el teletrabajo y la digitalización, pero al igual que tiene aparejados muchos aspectos positivos, no debemos bajar la guardia, pues un uso excesivo de estos dispositivos puede generar adicción.
La mitad de los niños menores de 14 años en España ya dispone de su propio móvil. Muchos pequeños consumen muchas horas de pantalla, ya sea en la televisión, en el móvil o en la tablet, viendo contenido infantil.
Esto, que a priori puede parecer un alivio para los padres, pues se mantienen los pequeños entretenidos mientras los adultos realizan otras tareas, puede ir desarrollando esa dependencia hacia la tecnología.
¿Cuáles son los riesgos de la tecnología?
La adicción a las nuevas tecnologías por abuso de ellas se refleja principalmente en la obsesión por permanecer siempre conectados. Este tipo de fenómenos son habituales durante la adolescencia y la juventud, pero cada vez va siendo más temprana esta edad de acceso a la tecnología.
Resulta un problema difícil de tratar porque las nuevas generaciones son nativas digitales, han crecido teniendo acceso a esa tecnología y desarrollando sus interacciones a través de las redes sociales, pero es importante controlar su uso.
La adicción al teléfono móvil se denomina nomofobia, y recibe ese nombre por las siglas en inglés de No Mobile Phone Phobia. Una dependencia cada vez más potente de estos dispositivos implica dedicar cada vez más tiempo a ellos para obtener el mismo nivel de satisfacción, cambios en la conducta social, cambios en las relaciones familiares y empeoramiento en el rendimiento académico.
Además, el uso indebido de redes sociales tiene como coartada para muchos usuarios la realización de algunos comportamientos peligrosos, como el ciberacoso, el sexting o el grooming.
Save the Children, otras muchas ONG y entidades de apoyo a la infancia advierten de los peligros de usar las redes sociales y la necesidad de mantener un control parental o restricciones para evitar que los pederastas y abusadores tengan acceso a perfiles de niños y jóvenes para uso delictivo.
¿Qué síntomas alertan de la adicción a las nuevas tecnologías?
El uso de las nuevas tecnologías no se pone en duda, pues son herramientas de gran utilidad para cualquier persona, pero especialmente en el caso de los jóvenes. El problema viene cuando se pasa del uso al abuso.
Los niños y adolescentes se vuelven más irritables si no están en contacto con su teléfono móvil, desarrollan cambios de humor, no perciben las relaciones sociales fuera de la tecnología de un modo sano y solo encuentran la paz cuando tienen su dispositivo entre las manos.
Un estudio presentad en el XXII Congreso de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia reveló que el uso excesivo de los aparatos electrónicos provoca que se activen unas áreas del cerebro en detrimento de otras relacionadas con la memoria y la capacidad de organización.
Muchos expertos están ya preocupados por este fenómeno, desde la medicina a la educación pasando por la psicología o la pedagogía. No se trata de prohibir el uso de estos dispositivos a los jóvenes, sino hacerles ver que se trata de herramientas de gran utilidad que pueden generar en problemas de índole social, físico y mental si no se utilizan con moderación y responsabilidad.
¿Cómo evitar la nomofobia?
La adicción a los dispositivos móviles va siempre de la mano de una relación tóxica con estos equipos electrónicos. Los jóvenes se vuelven más apáticos, más irritables y mucho más dependientes.
Una vez se llega a la adicción, una solución interesante acudir a una clínica de tratamiento de adicciones comportamentales, como es el caso de https://www.clinicascita.com/, donde se tratan estos problemas. Su objetivo final es introducir un cambio de conducta que vaya emparejado a una menor dependencia de los aparatos electrónicos (móviles, ordenadores, videojuegos) para mantener una relación más sana.
Previo a ese paso, los padres deben ejecutar una serie de hábitos en casa encaminados a alcanzar esa relación sana con la tecnología: control paternal, restricciones horarias, compartir tiempo de ocio con los menores, promover las relaciones sociales fuera del ámbito virtual, mostrarse sinceros con los pequeños y atentos a sus necesidades y tratarlos de manera adecuada a su edad, sin infantilizarlos pero sabiendo que aún son menores y hay ciertas líneas que no deben cruzar aún.
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