Cómo respetar el ritmo de aprendizaje en la escuela y en casa
El aprendizaje es inherente a la infancia y otras etapas de la existencia humana. Sin embargo, durante los primeros años de vida, se experimentan procesos significativos que fortalecen las bases del saber y el descubrimiento. La enseñanza respetuosa pone el acento de manera intencional en el respeto al ritmo de aprendizaje de cada niño. ¿Cómo ofrecer este acompañamiento en casa y en la escuela?
1. Expectativas adaptadas a las capacidades y momento personal del niño
Quizá el niño no está actualmente preparado para lograr un objetivo concreto. Y eso no significa que no vaya a alcanzar esa meta, simplemente, necesita vivir un proceso propio.
2. Evita las comparaciones o las referencias constantes a hermanos y compañeros de aula
Padres y educadores deben observar el proceso que experimenta el niño de forma individual, sin establecer comparaciones continuas con otros compañeros de clase o con los hermanos. Quizá otros niños del entorno logren antes algunas metas que tu hijo todavía no ha alcanzado. Los comentarios que ponen el foco en las comparaciones, parecen reforzar la competición en lugar de aceptar el tiempo específico de cada niño.
3. Calma
El valor de la paciencia es clave en cualquier forma de acompañamiento que tiene verdaderamente en cuenta cuáles son las necesidades y expectativas del interlocutor. La paciencia también marca la diferencia en el contexto actual que está muy vinculado con los resultados inmediatos, la rapidez y la velocidad. La paciencia, por su parte, tiene en cuenta que cada niño es distinto y posee su propio ritmo de aprendizaje.
4. Promover dinámicas y experiencias que favorecen el aprendizaje
El aprendizaje infantil muestra sus frutos por medio de resultados observables. Pero los resultados nunca se presentan como definitivos, puesto que el descubrimiento es continuo. Por este motivo, para respetar el ritmo concreto de cada niño en casa o en la escuela es aconsejable ofrecer dinámicas y experiencias que ponen el foco en la evolución, el progreso y el perfeccionamiento de las destrezas personales.
5. Entorno preparado en casa y en el colegio
Para respetar el ritmo de aprendizaje del niño no solo es importante que el adulto, ya sea el padre o el educador, practique un acompañamiento verdaderamente consciente y respetuoso. También es aconsejable que el entorno esté preparado para fomentar la autonomía y la interacción del niño con los recursos que tiene a su alrededor. De este modo, un entorno hecho a medida de las necesidades del niño es aquel que integra recursos para jugar y experimentar.
6. Observación: clave para detectar posibles dificultades
Existen dificultades en el aprendizaje que conviene abordar de forma temprana por medio de un diagnóstico especializado. En última instancia, es un profesional cualificado quien puede poner nombre a las variables que se integran en el caso particular. Sin embargo, padres y educadores sí pueden proporcionar información y datos de valor que sirven para acotar el diagnóstico. Es decir, a través de la observación, es posible hacer un registro de datos clave en torno a un caso específico.
7. Comunicación y colaboración entre educadores y familias
Por ejemplo, los educadores pueden compartir pautas y consejos que los padres pueden aplicar en casa. Aunque el hogar y el aula son entornos diferentes, en realidad, se presentan como complementarios en la rutina infantil. Y la colaboración entre las familias y los centros educativos repercute en el aprendizaje. El diálogo entre ambas partes es clave para comprender las necesidades de cada caso.
Respetar el ritmo de aprendizaje en la escuela y en casa es esencial para potenciar la felicidad y el bienestar del niño.
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