Cómo potenciar la autoestima de los niños en Navidad
Alimentar la autoestima infantil desde el entorno próximo es un propósito que no se contextualiza, únicamente, durante las fiestas. Sin embargo, la Navidad tiene unas características muy especiales, puesto que marca un punto de inflexión en muchos hogares. Con frecuencia, llega acompañada por la abundancia y los excesos. ¿Cómo potenciar la autoestima de los niños en Navidad?
1. Conexión con la comunidad
Es posible alimentar el sentimiento de pertenencia en la intimidad del hogar. Pero la conexión y el arraigo van más allá del núcleo más cercano. Existen numerosos proyectos solidarios que buscan el bien común. Del mismo modo, ciudades y pueblos programan eventos y actos para personas de todas las edades. Por tanto, existen experiencias que tienen una visión trascendente y van más allá del individualismo.
2. Conexión con símbolos y tradiciones
El sentido de pertenencia crece a partir del encuentro con aquellos momentos que resultan familiares y cotidianos en cada hogar. Los símbolos y tradiciones aportan un significado concreto a la historia familiar. Alimentan la autoestima infantil cuando se vinculan con el amor, el afecto y la felicidad.
3. Mantenimiento de una rutina que no se rompe por completo
La Navidad puede percibirse como ese periodo de sorpresas constantes. Sin embargo, el encuentro con la realidad se afianza por medio del mantenimiento de una rutina que aporta una zona de confort.
Aquella que se sintetiza por medio de la costumbre. La agenda es más flexible durante los días de Navidad, pero conviene encontrar un equilibrio en la planificación del tiempo. La rutina no solo hace referencia a la forma de organizar los días, sino también a aquellas normas y límites que tienen aplicación directa en la vida cotidiana.
4. Juegos y conversaciones
La receta de la felicidad en Navidad adquiere matices distintos en cada contexto. Conviene profundizar en torno a la importancia de cada ingrediente. Frente al exceso de regalos, es positivo que el niño reciba menos obsequios. Por el contrario, hay que sumar más instantes de juegos y conversaciones en torno a la mesa. Más presencia y menos tecnología.
5. Aburrimiento
Navidad y aburrimiento, a veces, se perciben como dos conceptos incompatibles. Los planes familiares pueden aumentar hasta el punto de dejar muy poco margen para la improvisación. El exceso de juguetes y de ocupaciones puede llegar a tapar emociones y sensaciones que, aunque no se perciban como agradables a corto plazo, sí producen un efecto positivo.
Es esencial que el niño tenga la oportunidad de experimentar momentos de aburrimiento para gestionarlos o transformarlos a través de la creatividad (u otros recursos y herramientas personales que se desarrollan a través de la práctica). La Navidad invita a conectar con lo exterior, puesto que existen numerosos estímulos que llaman la atención. El aburrimiento, por el contrario, también favorece el encuentro con uno mismo.
¿Cómo potenciar la autoestima infantil en Navidad? No confundas lo atemporal con lo efímero. Del mismo modo, establece una diferenciación entre lo esencial y lo accidental. Es decir, pon el foco en aspectos que son verdaderamente relevantes más allá de la superficie: la educación emocional y afectiva.
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