Cómo mantener el aire de tu casa limpio y puro
Una buena calidad del aire es un factor clave para alcanzar un buen estado de salud y habitar una vivienda en buenas condiciones. Este objetivo se puede alcanzar incluso viviendo en la ciudad, aunque fuera las calles estén llenas de polución, por las carreteras no dejen de circular vehículos y en determinadas épocas del año el polen haga su agosto.
Conseguir un aire interior de calidad es una cuestión de hábitos y mantenimiento, también es un objetivo imprescindible especialmente en esas viviendas en las que conviven bebés y niños o personas sensibles con problemas respiratorios. Las siguientes recomendaciones pueden ser de gran utilidad.
Ventilar la vivienda cada día
A primera hora de la mañana y a última hora de la noche debemos abrir las ventanas y mantenerlas así al menos unos 15 minutos. No se trata de que permanezcan mucho tiempo abiertas porque en seguida pueden comenzar a entrar insectos, ruidos, partículas de polvo en suspensión o alérgenos, pero sí unos minutos para renovar todo el aire interior que está muy cargado.
Limpiar y ordenar la vivienda
Este consejo es también bastante obvio, pero igualmente necesario. La acumulación de trastos y suciedad en el hogar genera y almacena polvo y partículas en suspensión. Esos componentes del aire acaban respirándose y pueden generar problemas respiratorios.
De este modo, si quieres mantener una buena calidad del aire interior en la vivienda, un consejo básico es pasar la aspiradora con frecuencia, evitar el uso de plumeros que esparcen las partículas en lugar de eliminarlas, prestar mucha atención a los textiles y apostar por tejidos hipoalergénicos.
En este sentido, más allá de usar tejidos hipoalergénicos, otra práctica interesante es no solo esto, sino decantarse por los materiales naturales en muebles y los complementos del hogar. Las fibras y los tejidos sintéticos van desprendiendo sustancias químicas con el tiempo y el desgaste. Esto nos debe llevar a olvidar plásticos y poliésteres y elegir la madera, el algodón o el lino para las sábanas, las fundas de sofá, los cojines y el mobiliario.
Usar purificadores
Todas estas recomendaciones funcionan de manera eficaz si se combinan entre ellas. En este sentido, abrir las ventanas un poco (cuando no haga mucho calor y cuando no haya un tráfico excesivo) y mantener la vivienda limpia puede ser insuficiente si no se filtra el aire.
Los purificadores de aire y los humidificadores de bebé eliminan las partículas contaminantes o tóxicas del aire. Su funcionamiento es sencillo, capta el aire del ambiente mediante un ventilador y lo pasa por un filtro que atrapa las partículas nocivas, el humo y otras impurezas. En Purificadoresdeaire.online muestran información completa sobre los humidificadores y estos expertos nos muestran cuáles son las claves para decantarse por uno u otro modelo.
El uso de humidificadores se agradece especialmente por la noche, a la hora de dormir, porque un aire más agradable permite un mejor sueño, un descanso más confortable y con ello, amanecer con más vitalidad.
Plantas en casa, pero de verdad, no de plástico
La decoración es otra dinámica positiva que puede ayudar a respirar un aire más saludable. La vieja idea de que tener plantas en la vivienda puede ser peligroso porque captan el oxígeno es todo un error. Hace años, la NASA identificó algunas especies vegetales que ayuda a purificar el aire en los ambientes domésticos y laborales haciendo un trabajo similar al de los humidificadores.
La lengua de suegra, la palmera de bambú, las sansevieras, la flor de paz o el árbol del caucho, y por extensión cualquier planta de interior son perfectas para mejorar la calidad del aire en espacios cerrados. Con ellas no solo se consigue un mejor ambiente interior, sino también una decoración más natural y cálida.
Cuidado con la humedad
El verano, y cada vez más durante todo el año, el aire acondicionado es el gran aliado de las familias para disfrutar de una temperatura agradable en el interior de la vivienda. Sin embargo, cuando existe un gradiente de temperatura muy elevada fuera y dentro de casa, esto puede generar problemas de condensación.
El resultado es la aparición de moho, que acaba acumulando partículas contaminantes. La solución pasa por airear la vivienda, limpiar intensamente con agua y jabón, regular la temperatura de los sistemas de climatización, utilizar humidificadores y mantener un comportamiento responsable.
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