Cómo elaborar un plan de crianza compartida tras el divorcio
El estilo de crianza adoptado en la vida familiar puede experimentar modificaciones significativas después del divorcio. El cambio de circunstancias trae novedades que pueden afrontarse de manera reactiva. Sin embargo, es preferible adoptar un papel proactivo. Por ello, la planificación es el elemento clave para alinear la nueva etapa con un proyecto de crianza compartida. En ese caso, es recomendable redactar un documento con el plan acordado por los progenitores.
1. Planificación del tiempo
La organización de los días, semanas y meses puede percibirse de forma visual por medio de un calendario. En ese caso, conviene utilizar este material para realizar una previsión de los aspectos principales del próximo año.
2. Análisis de las necesidades del niño
El plan de crianza pone en el centro de cualquier decisión la búsqueda del bienestar infantil. Por ello, las decisiones tomadas se alinean con sus necesidades esenciales en función de su edad, su temperamento, la etapa en la que se encuentra, los vínculos que mantiene con otros familiares del entorno más cercano…
3. Afianzar las bases de un hogar para el niño
La nueva situación familiar supone un cambio para todos. Sin embargo, el plan de crianza compartido crea las bases necesarias para que el niño sienta la seguridad que le aporta un verdadero hogar. Más allá de aspectos circunstanciales, existe una base que permanece cuando cada progenitor se compromete con los principios del documento que han redactado. A este respecto, es recomendable evitar los cambios que no sean indispensables en la etapa inicial. El proceso, en sí mismo, ya requiere de la adaptación a una situación distinta.
4. La información debe ser concreta
Un exceso de datos muy generales puede resultar poco preciso cuando se trata de describir el nuevo contexto. Por ello, es recomendable no presuponer ningún aspecto. De hecho, conviene anticipar situaciones que pueden darse en el futuro, aunque no se hayan materializado todavía. Por ejemplo, los progenitores tienen la posibilidad de decidir los pasos que darán para llegar a un acuerdo si surge un conflicto.
5. Un plan que impulse el desarrollo potencial de cada progenitor
En ocasiones, surgen comportamientos que alimentan la rivalidad entre los padres. ¿Cómo reforzar la colaboración? Es recomendable que ambos observen que tienen perfiles complementarios. Es decir, cada uno tiene sus propias fortalezas y debilidades. Por ello, es recomendable tener en cuenta la esencia única de cada progenitor, para que el plan de crianza le permita desarrollar su mejor versión. El plan debe ir más allá de las expectativas, para centrarse en un contexto que está condicionado por circunstancias objetivas.
Por otra parte, es recomendable que el plan de crianza quede abierto a la presentación de revisiones y mejoras posteriores. De este modo, a partir de la experiencia mutua, es posible plantear propuestas que refuercen el bien común.
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