¿Cómo afrontar el arrepentimiento por no tener un segundo hijo?
El arrepentimiento en torno a la maternidad hace acto de presencia en varias circunstancias. El caso que comentamos en Uno más en la Familia tiene que ver con una duda: ¿Es el momento de tener un segundo hijo o tal vez sea más adecuado no ampliar la familia? La complejidad de la cuestión crece con el paso del tiempo cuando los años ofrecen una perspectiva diferente.
El arrepentimiento y sus diferentes perspectivas temporales
El nivel de arrepentimiento pesa más cuando la persona analiza una etapa de su vida, aquella en la que se encontraba en el momento oportuno para dar el paso, pero hubo otros aspectos que tuvieron una mayor influencia en el plano personal y familiar.
La duda y la inquietud en torno al arrepentimiento por no tener un segundo hijo también pueden vivirse actualmente por medio de la anticipación del futuro. Es decir, la persona visualiza su proyecto de vida, a partir de creencias y valores, y puede llegar a considerar que es probable que en algún momento sienta algún grado de arrepentimiento por no haber tenido un segundo hijo.
En ocasiones, el arrepentimiento por no haber tenido un segundo hijo no está tan vinculado con el propio deseo de volver a ser madre o padre, como con la tristeza de que el hijo único no tenga un hermano con quien jugar y compartir las diferentes etapas de su vida. Esta visión también se acentúa desde la idealización del propio lazo afectivo (como si la relación entre hermanos siempre fuese perfecta).
Cómo afrontar el arrepentimiento por no tener un segundo hijo
La lectura de una situación concreta puede cambiar de forma notable en función del momento en el que se analiza. La decisión que tomaste en un momento determinado de tu vida es la más adecuada en función de tus circunstancias. Hay un interrogante que tiende a elevar el arrepentimiento. Es la pregunta que comienza con la siguiente fórmula: ¿Y si…? Evidentemente, la cadena de hipótesis y supuestos es interminable cuando una persona empieza a jugar con su imaginación.
Sin embargo, hay un paso clave en la existencia práctica: la aceptación. Incluso aunque exista una distancia entre la vida en sí misma y el deseo personal, la realidad es tal y como es. La lucha de la voluntad, que experimenta una contradicción cuando se aleja de lo que es, llega a su fin a través de la aceptación. Al menos, el camino de la paz interior y la tranquilidad se alinea más con esta última dirección.
Los adultos, en distintas etapas y circunstancias, pueden invertir mucho tiempo y energía en establecer comparaciones entre diferentes posibilidades vitales o en intentar adivinar qué hubiese ocurrido en caso de tomar una decisión diferente. El deseo de tener el control hace que creamos que, realmente, tenemos todas las respuestas en torno a la existencia. Sin embargo, lo que ocurrió ya se enmarca en un capítulo cerrado. Por su parte, el futuro ofrece numerosas posibilidades. Por ello, es tan importante acompasar las emociones, pensamientos y decisiones vinculadas con la maternidad con el ahora.
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