Comer con el bebé fuera de casa requiere planificación
El marco de una salida en familia se presenta, habitualmente, como estupendo. Ir a comer a un restaurante con los peques gusta, pero, a veces, pueden convertirse en algo ligeramente traumático. Por eso, conviene estar preparado.
La elección correcta del restaurante, la comodidad durante la comida, los horarios del bebé y los modales que hay que cuidar cuando se está sentado en la mesa de un restaurante, son medidas que requieren, por nuestra parte, que sean adoptadas para que se convierta en una salida maravillosa.
Para la elección del restaurante, es necesario tener en cuenta como son nuestros hijos. Si son niños muy inquietos, a los que les gusta estar continuamente jugando, es recomendable un restaurante de comida rápida o que tenga un espacio habilitado para los pequeños. Si es la primera vez que van a ese lugar, se recomienda hacer una reserva y comentar que van acompañados de niños. Acudir a sitios web (Mit Baby) puede servirnos de ayuda.
La comodidad dentro del restaurante se puede encontrar más en mesas situadas en las esquinas. Con esto, podemos impedir el molestar a otros clientes y controlar de mejor manera los movimientos de los pequeños. Normalmente, permiten también algo más de espacio par los carritos de los bebés. Y es necesario que el niño se encuentre cómodo. Algunos restaurantes tienen sillas adaptadas para bebés y, si no es así, conviene que nosotros llevemos la trona para adaptar la silla que nos encontremos.
El horario de los bebés se puede adaptar de algunas formas. Podemos optar por dar de comer al pequeño antes de acudir al restaurante o, si ya estamos allí, darle a él antes de comenzar los demás a almorzar o cenar. También podemos adelantar nuestro horario de comida al suyo para tenerlo todo controlado. Intentar evitar la hora punta del lugar al que vayamos y llevar consigo un juguete para que el niño esté distraído mientras comemos, también ayuda a la comodidad de todos.
Finalmente, los modos en el restaurante ayudan a no agobiarse. De entrada, el niño debe llevar aprendidos estos modales desde casa, de temprana edad, para que lo lleve a cabo fuera. Permitirle que actúe con nosotros en la comida, probando algo no habitual para él y no dejándole apartado para que no moleste Todo ello, siempre teniendo en cuenta la edad del niño.
Aunque parezca algo absurdo, son medidas que pueden ser simples pero que, si no se adoptan, nos pueden echar a perder un día que, a priori, debe ser estupendo para todos.
Vía | consumer.es