Citomegalovirus en el embarazo y congénito
El citomegalovirus, perteneciente a la familia de los herpesvirus, es muy común entre los niños pequeños y habitualmente no da ningún síntoma ni complicación. En todo caso los síntomas son leves y se parecen a los de la mononucleosis. A los 40 años casi el 85 por ciento de la población ha sufrido citomegalovirus sin saberlo. Es muy frecuente entre los niños que van a guardería o jardín de infancia, pero como hemos dicho normalmente nadie se percata de la infección.
Sin embargo hay un momento en que este virus es peligroso y es cuando se contrae por primera vez durante el embarazo. La madre puede transmitir el virus al feto y éste causarle importantes problemas de desarrollo. Afortunadamente sólo un 1 por ciento de los bebés que contraen el virus en el útero tienen complicaciones. Esa pequeña proporción puede sufrir problemas neurológicos, sordera, ceguera y otras incapacidades permanentes como consecuencia de la infección.
El contagio del citomegalovirus siempre es por contacto íntimo a través de los fluídos corporales, saliva, fluidos vaginales, semen, leche materna, orina y heces. Los niños pequeños se lo contagian facilmente unos a otros mediante los juguetes que chupan en la guardería. No existe tratamiento ni vacuna preventiva contra este virus.
Algunas medidas higiénicas pueden prevenir el contagio, y deben tenerlas en cuenta las embarazadas con niños pequeños o que trabajan con ellos. Se deben lavar las manos con agua y jabón después de cualquier contacto con saliva, orina o heces de los bebés. Hay que desechar con cuidado los pañales, pañuelos y cualquier cosa que usemos para limpiar al niño. No se debe besar en la boca o la mejilla a los peques, mejor en la frente y no se debe compartir utensilios para comer o beber con ellos.
Si has tenido la infección antes del embarazo no debes preocuparte porque aunque vuelva a aparecer ya tienes anticuerpos y tu feto está protegido. En general no se recomienda la analítica previa para saber si lo has pasado o no, aunque ya dijimos que hay que mejorar la prevención de infecciones en el embarazo. ´
Los síntomas en el recién nacido pueden tardar en aparecer, por eso si en la analítica del tercer trimestre sale una infección reciente, el bebé tendrá que ser observado de cerca y frecuentemente por el pediatra. Especialmente la audición y la vista.
Vía | Kidshealth
Foto | Flickr-Davhor
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