Circuncidar o no a los bebés como prevención
El Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ha vuelto a recomendar la circuncisión de todos los recién nacidos. La propuesta que de momento está en fase de borrador, se basa en la evidencia de que esta práctica reduce el contagio de VIH en un 50 por ciento. También son menores los contagios entre varones circuncidados de otras enfermedades de transmisión sexual, como el herpes genital y el virus del papiloma humano, un 30% menos en ambos casos. Hablan en todos los casos de contagios durante el sexo vaginal. No ha demostrado beneficio al practicar otro tipo de sexo.
Las razones exactas se desconocen aunque se apuntan varias hipótesis entre ellas que al eliminar el prepucio se elimina también la humedad, un factor que ayuda a la supervivencia del virus. Por otro lado la zona del prepucio tiene un gran número de células diana, aquellas a las que puede asociarse el virus y por tanto causar la infección. Sin embargo la circuncisión por si misma no es una protección segura frente a las enfermedades de transmisión sexual.
La decisión de circuncidar a un recién nacido corresponde a los padres quienes tienen que informarse sobre los beneficios pero también sobre las posibles complicaciones, ya que no deja de ser una intervención, sencilla, pero quirúrgica. El aspecto cultural y religioso de esta práctica podría afectar psicológicamente al bebé al madurar. Y, hay quien defiende que debe ser el niño quien decida llegada una edad en que pueda hacerlo de forma madura.
Sea cual sea la opción por la que optes, recuerda que la circuncisión en ningún caso es una protección segura contra las enfermedades de transmisión sexual y siempre será necesario educar a los niños en los métodos fiable y eficaces.
Foto | Flickr-Jon Ovington
Más información | CDC
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