Circuitos de psicomotricidad para niños: 5 beneficios clave
Muchas propuestas de aprendizaje para niños se estructuran en torno a pequeños retos que potencian la adquisición de habilidades. Los circuitos de psicomotricidad enmarcan un recorrido que está integrado por diferentes objetos. De este modo, el niño completa el proceso desde el inicio hasta el final. El circuito adquiere la perspectiva de un conjunto, sin embargo, está formado por varias pruebas que refuerzan el movimiento corporal. La planificación de un circuito se alinea con objetivos educativos adaptados a la edad de los participantes.
A través de dicho proceso, el niño interactúa de forma proactiva con el entorno, protagoniza un recorrido que siempre es único. Aunque el itinerario sea el mismo para un grupo de niños, cada uno avanza o se detiene a su propio ritmo. Entre las dinámicas que potencian el ejercicio corporal, y que suelen formar parte de los circuitos de psicomotricidad para niños, se encuentran las siguientes propuestas: gatear, saltar o realizar desplazamientos. El circuito también integra experiencias sensoriales, puesto que está compuesto por varios materiales. ¿Qué beneficios y ventajas aportan los circuitos de psicomotricidad para niños?
1. Comunicación y conexión con el grupo
Los juegos potencian la autonomía y el desarrollo individual, puesto que cada niño consigue nuevas metas. Pero las dinámicas se llevan a cabo en un grupo homogéneo que participa en el proceso. Por tanto, se crea un entorno de conexión y seguridad. Cada niño puede fijarse en el ejemplo de otros participantes.
2. Interacción con el entorno
Existen diferentes experiencias de aprendizaje que ponen el acento en la interacción y descubrimiento del entorno. Y los circuitos de psicomotricidad son un ejemplo de cómo el niño se relaciona con aquello que le rodea. Y el movimiento, que está tan integrado en un circuito, influye en la forma de percibir la realidad.
3. Coordinación motora
El niño realiza diferentes movimientos para completar un circuito. Y en cada movimiento interfieren distintas partes del cuerpo. La experiencia mejora la coordinación, la orientación espacial, la agilidad y la autoconfianza.
4. La experiencia práctica alimenta la memoria
El niño puede adentrarse en el circuito en más de una ocasión. Cada experiencia aporta una mayor preparación para realizar la prueba con más seguridad y confianza. El ejercicio alimenta la concentración, la memoria y la atención. Los circuitos no representan una carrera de obstáculos que promueve la competitividad entre los participantes. De hecho, el itinerario suele tener una composición circular y cada niño avanza a su propio ritmo.
5. Una dinámica que pone en valor el esfuerzo
La realización de un circuito de psicomotricidad requiere de constancia y esfuerzo. Un esfuerzo que se enmarca en un contexto lúdico y creativo que potencia el desarrollo integral del niño. Con frecuencia, el itinerario suma varias etapas diferentes (que están vinculadas entre sí).
Por tanto, el trayecto no es lineal y previsible, sino muy dinámico y variado. Cuando los circuitos de psicomotricidad para niños de 3 años, o más edad, se desarrollan en el ámbito educativo están coordinados y guiados por profesionales especializados. Presentan la actividad al grupo y exponen las indicaciones que deben cumplir los participantes durante la experiencia práctica.
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