El cine de miedo y los niños

El cine de miedo y los niños

Escrito por: Sacra    9 agosto 2014    2 minutos

Las películas de terror han sido pensadas y creadas para causar pánico, alterar nuestras emociones y hacer florecer en nosotros unos sentimientos que, si no fuera en estas circunstancias, posiblemente, no tendríamos oportunidad. Pero ¿qué de bueno hay en este tipo de cine? Evidentemente los adultos podemos elegir cualquier opción de ocio que se avenga mejor a nuestros gustos, incluso aunque sea a través del sufrimiento o la desazón. Pero ¿hay algún motivo para que los niños tengan que ver este tipo de cine?

En mi opinión, no. Es más, que los niños pequeños vean cine de terror sólo les va a traer graves problemas, incluso cuando creamos que son tan pequeños que no se dan ni cuenta. Esas visiones desagradables pueden quedar impresas en su mente y dar sus frutos a largo plazo.

Entre esos trastornos podemos destacar:

  • Ansiedad. Según un estudio realizado a menores de 5 años, presentaban graves problemas de ansiedad que se manifestaban en el trastorno del sueño, aumento de la agresividad y exposiciones a situaciones de peligro.
  • Evitan situaciones reales. Aquello que los niños han visto en la ficción, y dentro de un contexto de terror, lo evitan en la vida real. Si, por ejemplo, han visto a un personaje que es asesinado en la parada del autobús, ellos no podrán estar tranquilos en la parada del autobús por lo que la evitarán.
  • Comentario obsesivo. Aquello que les ha causado miedo lo repiten de forma obsesiva una y otra vez, así cuentan la película hasta la saciedad, quizás con el deseo de olvidar aquello que han vivido con tanta intensidad.
  • Pesadillas. Es el mal más común y no sólo en los niños, si no también en los adultos. Al entrar en la fase del sueño nuestra mente abre todas sus puertas, dejando salir aquello que nos ha causado tanta angustia.
  • Los males inmediatos más comunes que se presentan en los niños son: temblores, gritos, llantos, malestar estomacal, incluso pueden llegar a la fiebre o a la falta de apetito.

Vía | Universal
Foto | Psicodiagnosis

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